¿Se vale divulgar imágenes atroces?

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¿Es correcto divulgar imágenes de violencia en los medios, como las de los cuerpos decapitados y descuartizados por bandas del narcotráfico que a diario aparecen en las calles de México y en otras ciudades de Latinoamérica?



¿O exponer esas duras escenas de las víctimas de la guerra como ocurre hoy en Siria, Irán o Afganistán?

¿Es ético?
Arturo Pérez-Reverte, periodista, escritor y miembro de la Real Academia Española, experto en la cobertura de conflictos militares, lanza a la palestra el tema con todos sus puntos sobre las íes. Ni un reparo en su manifiesto. Ni una pizca de arrepentimiento por lo hecho a lo largo de su carrera como corresponsal de guerra a pesar de contrariar a la “jefa”. “…-tener esa jefa era una desgracia como otra cualquiera- se ponía como una fiera.”, dice.

Lo plantea en su seguida columna Patente de corzo: “Esas quejas de lectores sensibles coinciden exactamente con lo que una individua sectaria, desabrida y biliosa, hoy ideóloga ética en la telebasura y entonces directora de Informativos de TVE, nos decía a principios de los 90 cuando mandábamos cada día carne fresca, recién descuartizada, desde los Balcanes.”

Y enfatiza: “… olvidan que la función de las imágenes de guerra atroces es precisamente ésa. Sacudir, atormentar, herir la sensibilidad del lector, del espectador, lo más que se pueda. Decirle: mira, gilipollas, esto es real. Así muere la gente cuando la matan. Y para que te enteres: en Siria y en todas las Sirias repartidas por el puerco mundo, son precisamente los familiares de esas víctimas los que desean que se fotografíen y graben las matanzas.”

Por estos lares, la prédica de Pérez-Reverte causa vértigo. No solo por las implicaciones éticas que representa ese uso indiscriminado, destapado de imágenes de violencia, sino por las consecuencias legales.
Sin embargo, vale el dicho del autor y experimentado reportero para reflexionar sobre lo que actuamos a diario desde las salas de redacción en ocasión de tener a mano escenas impactantes, impresionantes, escalofriantes y la decisión que tomemos.
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