Una persona con los pies en la tierra, a pesar de su brillantez, consciente de sus posibilidades y límites, realista.
Así se descubre Leo Messi en una amplia entrevista con el diario deportivo español Marca tras haber recibido por segundo año consecutivo la Bota de Oro, como mejor goleador de la liga española.
La conversación con los periodistas Santiago Segurola, Oscar Campillo y Luis F. Rojo, muestra rasgos de esa faceta humana tan escondida del astro argentino del Barcelona.
Precisamente, los periodistas le preguntan sobre lo qué ha significado el equipo azulgrana en su carrera y responde: “Mi estilo de jugador siempre fue el mismo. Nunca lo busqué, pero ya de chiquito era ése. Lo que sí es cierto es que aprendí muchas cosas en el fútbol base. Aquí se trabajaba diferente, tocando la pelota y un sistema táctico. Yo venía de Argentina, donde no hacíamos nada de eso, porque allí todo era correr y poco más”.
Le preguntan si es autocrítico y suelta: “Muchísimo. Soy el más crítico de todos conmigo mismo. Sé cuándo hice las cosas bien y cuándo mal. No necesito que nadie me lo diga. Sólo miro lo que yo hice en la cancha y no necesito saber nada más”.
Messi píensa en ganar un mundial, su tarea pendiente, y si se trata de hacerlo en Brasil, se encandila:“Ganar un Mundial, sea donde sea, es lo máximo. Y si es en Brasil, mucho más”.
La comparación con Pelé y Maradona se vuelve inevitable.
Messi lo tiene bien claro: “Yo intento superarme día a día. Si después la gente me compara con esos jugadores que fueron tan grandes y que se siguen nombrando hasta el día de hoy, es algo grandísimo y lindo. Pero yo intento superarme a mí mismo y al final de mi carrera ver lo que hice. Entonces, la gente que juzgue”.