“Después de décadas de abandono, dice el autor, pobreza, corrupción y agitación social, Caracas se ha deteriorado muchísimo. Tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo: el año pasado, en una ciudad de tres millones de habitantes, se estima que tres mil seiscientas personas fueron asesinadas, cifra que equivale a una muerte cada dos horas. La tasa de homicidios en Venezuela se ha triplicado desde que Chávez asumió el poder. De hecho, el crimen violento (o la amenaza de que suceda) es probablemente el carácter definitorio de Caracas, tan ineludible como el clima, que generalmente es maravilloso, y el terrible tráfico, con autos atascados durante horas en las calles día tras día. Vendedores deambulan a través del embotellamiento, vendiendo juguetes, insecticidas y DVDs piratas, mientras que los drogadictos lavan los parabrisas o hacen malabares a cambio de monedas”.
Anderson se nutre y enriquece esa crónica profunda de muchas otras fuentes que permiten tener una minuciosa descripción del submundo social, de criminalidad, delincuencia, de abandono, desesperanza y, también, de expectativas en una ciudad donde millones de habitantes aguardan, inciertos, por su líder convaleciente en La Habana.
Jon Lee Anderson |
“Después de casi una generación, remata el cronista, Chávez deja a sus compatriotas con muchas preguntas sin respuestas y sólo una certeza: la revolución que trató de llevar a cabo nunca sucedió. Comenzó con Chávez, y lo más probable, es que con él termine”.
Para efectos del oficio periodístico, un caso de análisis por sus lecciones de profundidad, perspectiva e interpretación de una compleja realidad política, social, económica, cultural a partir de mucho rostro y testimonio. Por ello nuestra recomendación.
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