foto via flickr |
A 11 meses de los próximos comicios generales en Costa Rica, reina frío en el electorado. Incluso se vaticina que podría darse una segunda vuelta electoral al no alcanzar ninguno de los aspirantes, eventualmente, el 40% de respaldo que exige la Constitución.
El alcalde de San José, Johnny Araya, se perfila como firme aspirante a un tercer mandato consecutivo del socialdemócrata partido Liberación Nacional mientras la oposición se atomiza en micro candidaturas minoritarias y no aparece el líder que aglutine a las fuerzas opositoras o que encabece una gran coalición que enfrente al PLN.
¿Cómo pinta el panorama?
Salvo un descalabro, Araya será electo próximo presidente de Costa Rica con lo que marcará un récord histórico para el partido gobernante al mantener por tres periodos consecutivos las riendas del país.
Sin haber sido ungido candidato, Araya quedó como el único aspirante en el PLN tras el retiro, a inicios de año, de Rodrigo Arias, hermano del expresidente Oscar Arias, quien tuvo escaso respaldo a su movimiento.
Araya renunciará a su puesto de alcalde de la capital en junio y se enrumbará en una campaña que deberá manejar con extremo cuidado para no saturar, cansar, ni desgastar su imagen.
La más reciente encuesta de la firma Unimer para el diario La Nación, le otorga un respaldo del 27% entre quienes dicen estar decididos a votar en febrero del 2014.
En los próximos meses, Araya andará en una cuerda floja: levantar el apoyo y que la gestión de la administración Chinchilla no le genere mayor rechazo en el electorado.
Araya se alinea dentro de la corriente centro izquierda del PLN; aunque reconoce la necesidad de mantener al país por los rumbos de la apertura impulsada por las recientes dos administraciones liberacionistas, le apuesta a una gestión de mayor equidad social.
Hoy la mayor preocupación de los electores, según la misma encuesta, es el desempleo y el rumbo económico y no la inseguridad del país que hasta hace poco era la principal inquietud.
La campaña de Araya deberá tener en cuenta, entre otras, estas percepciones públicas y afinar sus apuestas en búsqueda de mayor respaldo.
La oposición diezmada.
Lo que más llama la atención de cara a los próximos comicios es la desarticulación de los grupos opositores.
El socialcristiano PUSC no se repone del tsunami de corrupción que llevó a los mayores escándalos de corrupción pública a dos de sus expresidentes, encausados y sentenciados; uno de ellos recientemente absuelto en un tribunal de apelación.
Y el PAC, que hace 12 años se perfilaba como la gran opción opositora en Costa Rica, se resquebrajó y está reducido a un exiguo respaldo, con su fundador y excandidato histórico en retirada y sin ningún otro gran líder bajo su alero.
Y pare de contar: lo demás, si cuenta, es para parir intereses minoritarios, atomizados, que sumarán, sin duda, a la enrevesada gestión política del país. Escríbale a Edgar Fonseca,efonseca@nacion.com o síguelo por Twitter,@efonsecam.