Un reportero de la agencia Efe retrata la cotidianidad y austeridad del presidente José Mujica de Uruguay. Ayuno de las ostentaciones comunes del poder, este exguerrillero tupamaro, que pasó 14 años encarcelado, quedó libre, fue diputado y llegó a Presidente, vive una vida sin apuros a pesar de su rango en una pequeña chacra, o finca, en las afueras de Montevideo.
Con un ojo escrutador y muy descriptivo, el periodista da una rica pincelada del diario acontecer del mandatario uruguayo.
“El mundo está prisionero hoy de la cultura de la sociedad de consumo y lo que está consumiendo es vida humana, en cantidades tremendas”, pues se ha perdido la capacidad de disfrutar del tiempo y olvidado la idea de que “estar vivo es un milagro”, dice el gobernante.
Sus reflexiones las lanza desde su residencia, en donde no deja de dedicarle cierto tiempo a sus labores agrícolas, oficio del que espera poner una granja educativa para jóvenes tan pronto finalice su mandato.
Un reportaje fácil de leer, fluido, conciso pero matizado de buenos detalles que perfilan la otra cara o, en el caso del presidente Mujica, su cara más conocida como hombre sencillo a pesar de su notoriedad pública.