Tren parecía un torpedo/Al menos 78 muertos.

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Un bombero rescata a una niña víctima de la tragedia ferroviaria en Santiago de Compostela, España/Reuterts

De la tragedia ferroviaria en Santiago de Compostela, España, con saldo de al menos 78 muertos, Puro Periodismo recomienda un relato inmediato elaborado por periodistas de El País destacados en la zona del desastre. Con testimonios de vecinos y  sobrevivientes, los reporteros logran una impactante reconstrucción de la peor tragedia ferroviaria vivida en España en los últimos 40 años. “Vi venir un torpedo enorme de polvo y ruido”, dijo una vecina que tendía ropa en las cercanías  cuando el tren descarriló. Este artículo de los reporteros Silvia R. Pontevedra, José Precedo y Belén Domínguez es claro ejemplo, en la era digital, de un reporterismo preciso, acucioso, oportuno, descriptivo en medio de una tragedia de esta magnitud, llevado de inmediato a las distintas audiencias multimedia. Añade el relato: “Mari tendía la ropa junto a la huerta de su casa de Angrois, una parroquia rural a unos cuatro kilómetros de Santiago, enfrente de las vías del tren. A las 20.41 de ayer sintió una ensordecedora explosión. “Vi venir un torpedo enorme de polvo y ruido, pensé que era el tren se venía contra mí y me eché a correr”, contaba aún sin resuello a los periodistas. Enseguida, el fuego prendió en algunos de los vagones, la zona se inundó de humo y el caos se apoderó del barrio. La camarera del bar Tere, a 30 metros en línea recta del siniestro, llamó en ese momento al 061 para pintar un panorama dantesco: “Me decían que me esperase, no me creían pero yo solo le podía decir que había muchos muertos”. En un bajo contiguo, el dueño del local habilitó un espacio para atender a los heridos en un improvisado hospital de campaña. El jardín, delante del establecimiento, se llenó enseguida de personas ensangrentadas y con restos de esquirlas metálicas en el cuerpo. En cuestión de minutos, empezaron a llegar camiones de bomberos, ambulancias y policía con las sirenas a todo trapo. Algunos de los vecinos se apresuraron a bajar por su cuenta mantas, edredones y agua.”

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