Víctima de la violencia de bandas criminales, ligadas al narcotráfico y paramilitares, el puerto de Buenaventura llamado a ser eje del emporio del desarrollo en el Pacífico de Colombia, es un reducto de máxima inseguridad, muertes, secuestros, desapariciones y extorsiones, relata Arturo Wallace reportero de BBC Mundo. Amplio y documentado reportaje de la dura cotidianidad de esa urbe con vivencia de primera ano por parte del periodista, acceso a múltiples fuentes, sin perder de vista a aquellos más golpeados por la inseguridad, los ciudadanos comunes. Narra Wallace: “Es como si toda la maldad de Colombia se hubiera concentrado en Buenaventura”.Monseñor Hernán Epalza habla con voz suave, pero lo que tiene para contar hiela la sangre.
Después de todo, Buenaventura se ha convertido en la nueva capital colombiana del horror y él es el obispo de este puerto del Pacífico colombiano.
Esta es la ciudad de “las casas de pique”, donde bandas criminales de origen paramilitar, dedicadas a la extorsión y el narcotráfico, descuartizan vivas a muchas de sus víctimas antes de arrojar los pedazos al agua.
La ciudad donde el silencio de la noche lo rompen los gritos de auxilio de aquellos que están siendo desmembrados.
La ciudad de los desaparecidos: al menos 150 entre enero de 2010 y diciembre del año pasado, según cifras oficiales. Más del doble que cualquier otro municipio colombiano.
Y, como apunta un reciente informe de Human Rigths Watch que da cuenta de estas atrocidades, lo más seguro es que la cifra real sea mucho mayor, pues el miedo hace que muchas desapariciones y otros crímenes no sean denunciados.