La cadena NPR News informa que en Boston padres, angustiados por los problemas de drogadicción de sus hijos, han decidido acudir a una recién creada brigada privada de perros policía para detectar drogas en los cuartos de sus hijos. Agencias de defensas de los derechos civiles temen invasión a la privacidad de las familias.
Cuenta Tovia Smith destacada reportera de NPR News: “En una tarde reciente, cuando la hija del hombre está fuera, Tom Robichaud y su perro, Ben, llegaron en una, camioneta negra, sin identificación. La placa “NARCK9.”
Robichaud, ex entrenador de perros, lanzó su negocio, Discreta Intervención, hace seis meses. Ofrece a los padres las herramientas de la policía sin el riesgo de ser procesado o prisión; todo es confidencial.
“Yo no digo nada”, explica Robichaud mientras le entrega el contrato al padre en la mesa de la cocina para que firme. Pero si bien legalmente Robichaud no tiene que informar de lo que encuentra, moralmente, añade, podría sentirse obligado en casos extremos.
“Si, por casualidad, mi perro se encuentra con, digamos, un laboratorio de metanfetamina [o] una gran cantidad de un narcótico, tengo que llamar a la policía”, dice Robichaud”. El padre asienta con la cabeza, entrega $300 y Robichaud y su perro empiezan a trabajar”.
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