Informe especial desde Buenos Aires del periodista Jonathan Watts de The Guardian, Londres, sobre las complejas implicaciones de la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman quien acusó a la presidenta Cristina Kirchner del presunto encubrimiento de sospechosos iraníes en un mortal atentado contra un centro israelita en 1994.
Dice el informe de The Guardian: “Las imágenes de CCTV son a la vez familiares y siniestras : las grabaciones muestran el aeropuerto internacional de Ezeiza en Buenos Aires el día en que el fiscal Alberto Nisman voló a casa por última vez .
Nisman se parece a cualquier padre después de interrumpir unas vacaciones en familia para una emergencia de trabajo. Parece cansado, ocupado y aburrido conforme las cámaras le dan seguimiento a través de la inmigración , más allá del carrusel de equipaje , en la sala de llegada y su salida a la calle.
Pero parece ser tratado como algo más que un viajero ordinario. Las cámaras de seguridad se posan en Nisman más que nadie a su alrededor. Él aparece como un hombre marcado.
Las imágenes, que se ha transmitido en la televisión argentina esta semana , capturan un momento de calma antes de la tormenta , que ha dejado a Nisman muerto , amenaza a un presidente y lanzó a la Argentina en un escándalo de espionaje.
Días después de su regreso , Nisman acusó públicamente a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, de conspirar para encubrir la presunta participación de Irán en el atentado terrorista más mortífero en la historia del país : el bombardeo de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA ) , un centro comunitario judío en Buenos 1.994 Aires , en el que murieron 85 personas. En una semana , estaba muerto .
Nisman regresaba a la primera línea de una batalla por el poder dentro de las comunidades de inteligencia y justicia de Argentina , donde la fricción se ha ido construyendo desde hace más de un año , como resultado de los esfuerzos de la presidenta Fernández por construir vínculos más estrechos con Irán.
La firma de un memorando de entendimiento con Teherán en 2013 tenía indignados a los jefes de la Secretaría de Inteligencia ( SI), el todopoderoso servicio de espionaje interior y exterior de Argentina”.