Vive escondido, en un sitio blindado, en una localidad secreta y duerme con una hacha debajo de la almohada, por si acaso.
Es Lars Vilks caricaturista sueco sobreviviente al atentado en Copenhague y en la mira de extremistas islámicos por sus dibujos irreverentes de Mahoma.
En entrevista con la reportera Anna Lombardi de La Stampa de Italia, que reproduce El País de Madrid, es categórico en que ni la democracia ni la libertad de expresión son negociables.
Añade la entrevista:
P. ¿Qué cambió tras el ataque a Charlie Hebdo?
R. Los que hacen mi trabajo también tenían miedo antes. No es mejor o peor. Si acaso, tras la matanza de París el debate sobre la libertad de expresión se volvió más franco. Los terroristas no lograron impedirlo. Confío en que este enésimo ataque, en lugar de hacer que el miedo aumente, contribuya a ampliar el debate: la libertad de expresión es un tema fundamental. Todo el mundo tiene que posicionarse claramente al respecto.
P. Ha habido muchas declaraciones de solidaridad hacia su persona, pero también voces críticas que dicen que los artistas como usted, con sus dibujos, ponen en peligro a la sociedad. ¿Qué tiene que decir?
R. El peligro no son los artistas, sino los asesinos, a los que hay que localizar y detener. No se negocia con conceptos como la democracia o la libertad de expresión. No podemos dejar que las amenazas nos condicionen y pongan en tela de juicio nuestras reglas. No podemos sucumbir. No podemos cambiar nuestra idea de democracia solo porque no le gusta a unos asesinos”.
[…] LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN NO SE NEGOCIA […]