Andreas Lubitz, el piloto alemán en quien recaen sospechas de que estrelló el avión de Germanwings en los Alpes franceses, es descrito como una persona “perfectamente normal”, según crónica del diario londinense The Guardian.
Añade la crónica de los reporteros Ian Traynor y Louise Osborne : “Andreas Lubitz, de 27 años de edad, de un pequeño pueblo en el oeste de Alemania, aparentemente tenía todos los ingredientes para ser un piloto ejemplar de Lufthansa. Competente, calificado y sin signos de sufrimiento psicológico, gozaba claramente la confianza de sus colegas y de su empleador.
Patrick Sonderheimer, el capitán del vuelo cuya ida al baño facilitó la oportunidad para que el joven copiloto aparentemente enrumbara el Airbus 320 con otras 149 personas a una montaña francesa, claramente no pensaba iba a dejar el avión en manos de quien se convertiría en un kamikaze unos pocos minutos después.
La grabación de voz del vuelo, de acuerdo con los investigadores franceses, mostró a los dos alemanes charlando normalmente durante los primeros 20 minutos del vuelo de Barcelona a Düsseldorf antes de que el piloto más experimentado se ausentó brevemente – correctamente, de acuerdo con las normas – una vez que el avión había alcanzado su altitud de crucero.
Según los vecinos y amigos, Lubitz siempre había soñado con ser un piloto. La pista de aterrizaje y un club local de vuelo están a sólo 100 metros de la casa de la familia en Montabaur, a medio camino entre Frankfurt y Colonia. Se matriculó allí como un joven y obtuvo su licencia de planeadores en su adolescencia antes de asistir al centro de entrenamiento de pilotos de Lufthansa en Bremen a la edad de 20, unos pocos meses después de terminar la escuela y el Abitur alemán – aproximadamente el equivalente de los A-levels.