“¿Están matando las relaciones públicas al periodismo? La pregunta salta a relucir en un análisis de Eric Alterman, columnista de The Nation, profesor de periodismo del Brookling College de Nueva York y de la Escuela Graduada de Periodismo de la universidad CUNY de Nueva York.
“La relación entre los periodistas y los profesionales de relaciones públicas, siempre ha sido complicada”, advierte Alterman en el artículo divulgado en el sitio takepart.com.
Denuncia un profundo giro hacia la manipulación de los medios en detrimento del periodismo honesto, en un contexto en que ” se considera menos importante la fuente de los contenidos que el número de clics que genera”.
Añade Alterman: “En un discurso a los colegas no hace mucho, Robert Peston editor de Economía de la BBC explicaba que aunque “algunos de [sus] mejores amigos están en relaciones públicas”, “nunca ha dudado que los RP son el enemigo.”
El conflicto parece claro. La tarea del periodista es “dar la noticia de manera imparcial, sin temor ni favor,” conforme la meta establecida para el New York Times por Arthur Ochs cuando lo compró en 1896. Las relaciones públicas es el negocio, en las palabras de un pionero en el campo, Edmund Bernays propagandista del gobierno de EE.UU., de la “manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones de las masas organizadas”.
“…Aunque nadie se sorprenderá de que un periodista encuentre esto preocupante, el cambio tiene consecuencias reales y significativas para el bienestar público y el derecho a saber. Imagínese si la noticia del derrame de Deepwater Horizon hubiese sido controlada por BP o Halliburton. O si TransCanada o el Departamento de Estado –de lo cual The New York Times informó, contratara a una empresa con vínculos con TransCanada para evaluar el impacto ambiental de su proyecto Keystone XL de gasoducto– hubiesen controlado esa noticia.
La relación entre los periodistas y los profesionales de relaciones públicas siempre ha sido complicada. Sí, los agentes de relaciones públicas tratan de manipular a los periodistas. Ese es su trabajo. Un noticia que representa un punto de vista positivo es incalculablemente más valiosa para cualquier producto que un anuncio pagado (por no hablar de uno mucho más barato).
A pesar de la aversión profesada por gente como Peston, los periodistas en muchos campos pasan apuros para hacer su trabajo sin agentes de relaciones públicas. Dependen de ellos al igual que los políticos dependen de los grupos de presión para decirles cómo votar sobre una legislación complicada. Un agente de relaciones públicas que sea eficaz, necesita saber cómo vender al cliente información que no avergüence al periodista que la utiliza. Puede que no sea “la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”, pero más vale que sea “verdadera suficiente”.