450 días de negociaciones en La Habana entre representaciones del Gobierno de Colombia y de las fuerzas guerrilleras de las FARC cargados de suspicacias mutuas y de la perenne amenaza de quedar fulminadas en medio de la escalada de enfrentamientos en las selvas colombianas. Crónica de Semana, Bogotá.
Dice Semana: “En febrero pasado, cuando Kofi Annan estuvo en La Habana, les dio un consejo a los miembros plenipotenciarios de la Mesa de Conversaciones: que compartieran más espacios informales, a lo mejor un partido de fútbol, o una tarde en la playa, o un almuerzo de domingo.
Seguramente lo que buscaba Annan es que entre guerrilleros y miembros del gobierno aflorara el factor humano que fue definitivo por ejemplo en Sudáfrica, hace dos décadas, cuando en plenas negociaciones Mandela y De Klerk salían a pescar o hablaban de sus nietos, para tender puentes de humanidad. Para pasar de tratarse como enemigos, a tratarse como adversarios. Pero ni siquiera la Copa América ha hecho que las delegaciones suden juntos la camiseta de la Selección Colombia. Cada delegación celebra de manera aislada los goles, en casas a las que las separan apenas unos metros.
Dos años después de haber iniciado las conversaciones y con 38 rondas agotadas, esto es 450 días de estar juntos, todavía se tratan como alienígenas de planetas diferentes. En 20 meses solo han tenido dos cenas informales, con coctel incluido, en casa del embajador de Noruega. El fantasma del Caguán sigue vivo y el miedo a compartir un whisky o un trago de ron es latente”.