El fotoperiodista Bori Yaro, quien trabajaba como freelance para Los Angeles Times, captó la escena de Robert F. Kennedy, entonces precandidato presidencial Demócrata, agonizante, la madrugada del 5 de junio de 1968, en un oscuro pasadizo del hotel Ambassador de Los Angeles tras ser atacado a balazos por un solitario agresor de origen palestino, relata un informe especial de BBC Mundo.
Yaro recuerda con lujo de detalles el momento de la tragedia y cómo sobrepuso su misión profesional a aquel drama. “De un momento a otro, Robert Kennedy comenzó a caminar hacia nosotros. A mi lado estaba Bill Eppridge (de la revista Life). Le grité: ‘Bobby, Bobby’, pero él solo me entregaba una sonrisa con un gesto corto, nada muy llamativo”.
De repente la tragedia se precipitó en aquel estrecho lugar: según el reporte de la investigación hecha por el Buró Federal de Investigaciones estadounidense, el FBI, cuando Bobby Kennedy le daba la mano a un miembro del personal de servicio del hotel, se escucharon seis disparos.
Lo primero que percibió Yaro fue la fragancia de la pólvora y por algunos segundos confundió el estrépito de los estallidos con un efecto festivo. Pero después la estampida de pánico de las personas que estaban a su alrededor lo devolvieron a 1963 y de inmediato pensó: “Oh no, no otra vez”.
No podía ser que fuera otro Kennedy, otro asesinato. Recordaba el de John F. tal como lo había visto por TV cinco años antes.
“Recuerdo que vi a Sirhan Sirhan, que ya había sido detenido por varios hombres. Yo agarré el arma, pero estaba muy caliente, así que la solté y fue allí donde vi a Kennedy tirado en el piso, en medio del pasillo. Tenía que tomar la foto”.
Lanzó el primer disparo. Click. Una mujer que estaba a su lado le tomó el brazo y le ordenó que no lo hiciera, que no siguiera tomando fotos. “¡Por Dios señora, esto es historia!”, respondió y disparó varias veces más”.