La muerte de otros dos periodistas rebeldes, de medios pequeños, de zonas rurales, sin capacidad de defensa, confirma a México como una de las naciones más peligrosas para el ejercicio del periodismo, denuncia el diario El País de Madrid.
Desde 2000 ya van 86 periodistas asesinados. Se impone la ley del silencio, de la tortura, de la amenaza y la mordaza, añade el diario madrileño.
Agrega el informe del reportero Jan Martínez Ahrens: “Esta ola de muertes es fruto de la impunidad. Hay actores políticos y criminales que aún ven la eliminación de periodistas como una solución a sus problemas, y se sienten con licencia para hacerlo. Lo demuestra que en Veracruz y Oaxaca hayan muerto más de la mitad de los periodistas asesinados desde 2014”, señaló Javier Garza, experto del proyecto Periodistas en Riesgo, de Freedom House.
Las víctimas escogidas por el narco o las autoridades suelen ser informadores modestos. Periodistas rebeldes de medios pequeños y sin capacidad de defensa. En la mayoría de los casos, según Garza, las muertes vienen precedidas del secuestro y la consiguiente tortura. Y las investigaciones pocas veces culminan en la detención de los verdaderos culpables. En estas condiciones, el ejercicio de la libertad de expresión se convierte en muchas zonas de México, como Tamaulipas o Veracruz, en una ficción”.