Pesadilla arabe para la prensa

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Periodistas detenidos, periodistas exilados, periodistas amordazados, perseguidos, reprimidos. Internet y las redes sociales espiadas, bloqueadas, aplastadas.

Ese es el panorama que se vive en distintas naciones árabes, excepto Túnez, tras la llamada Primavera Árabe que estremeció a la región con ansias democráticas de sus sociedades tras décadas sometidas a regímenes autoritarios, destaca un informe especial del Washington Post.

El reportaje de las periodistas Dana Priest, Deidre McPhillips y Katy June-Friesen del Washington Post resalta el alto costo humano del ejercicio del periodismo en diversas latitudes del mundo.

Añade dicho informe: “El 14 de febrero de 2011, la primavera árabe llegó con fuerza a Bahrein, pequeña isla nación del Golfo Pérsico de 1,4 millones en un área del tamaño de Austin y  hogar de la Quinta Flota de la Marina de Estados Unidos.

La revolución había comenzado en Túnez varios meses atrás y se extendió hacia el este a través de 12 países, lo que expulsó a varios regímenes autoritarios y sacudió la confianza en ellos.

La primavera árabe se suponía que marcaría el comienzo de una era de mayor inclusión, de libertad política, incluida la libertad de prensa. En cambio, en todos los países, excepto Túnez, ha ocurrido lo contrario: la casi desaparición de noticias y opinión independientes, especialmente sobre los gobiernos y sus fuerzas de seguridad.

Cuatro años después de que la revuelta fue aplastada rápidamente en Bahrein, los periodistas independientes no  pueden tomar con seguridad un portátil o una cámara para cubrir las continuas, aunque más pequeños, protestas. No pueden escribir críticamente sobre las elecciones, documentar la discriminación contra la población chiíta mayoritaria o informar acerca de los periodistas y activistas políticos en la cárcel, de acuerdo con entrevistas en diciembre con una docena de periodistas aquí y en el exilio, y otros expertos, funcionarios de Estados Unidos e informes . La mayoría de los periodistas bahreiníes hablaron de forma anónima por temor a represalias.

 

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