El ejército de Guatemala, del cual fue su jefe máximo, es un eslabón clave del escándalo de corrupción, que tiene al borde de la caída al presidente Otto Pérez, destaca un informe de investigación del diario El Periódico.
Añade: “Robar al fisco e intervenir las aduanas para exigir sobornos no es un negocio que se inventaron los miembros de La Línea. Esa estructura, donde el presidente Otto Pérez Molina y la ex vicepresidenta Roxana Baldetti recibían el 61 por ciento de las comisiones ilícitas, ya existía desde hace dos décadas, pero empezó a fraguarse desde hace cuatro, cuando en los setentas, un grupo de militares ocupó las fronteras bajo la excusa de buscar armamento para la guerrilla.
La Cofradía y el Sindicato son las dos hermandades dentro del Ejército que dieron origen a esta red de corrupción. Estas se formaron desde las entrañas del Ejército, en los años más cruentos de la guerra interna, una alianza entre oficiales de inteligencia graduados de la Escuela Politécnica, que según el informe de Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi), “se trata de grupos unidos por fidelidades variables, surgidas a lo largo de una carrera en la que la competencia y la lealtad entre compañeros de promoción se entremezclaban y cambiaban según las oportunidades que les ofrecía la coyuntura”.
Una investigación de Jose Rubén Zamora, publicada en elPeriódico en noviembre de 2002 detalla cómo, a finales de la década de los setenta, el Ejército guatemalteco estableció una oficina dentro del Ministerio de Finanzas con la finalidad, o excusa, de detectar el tráfico de armas y municiones destinadas a los grupos guerrilleros”.
El diario El Periódico también destacó la serie de investigaciones que desarrolló durante los últimos tres años sobre el supuesto enriquecimiento anormal del presidente, de su exvicepresidenta Roxana Baldetti y de su asistente, en fuga, Monzón Rojas.
Dice el diario: “Durante los últimos tres años, El Periódico publicó múltiples reportajes en los que advertía del rápido enriquecimiento de Pérez Molina, Baldetti y Monzón Rojas, quienes estaban adquiriendo bienes que no eran justificables para sus ingresos como funcionarios.
Los salarios del Presidente y la Vicepresidenta ascienden a unos Q145 mil y Q136 mil mensuales, respectivamente; sin embargo, estos adquirieron lujosas mansiones en zonas exclusivas, chalés en las playas de Monterrico, así como fincas en Zaragoza, Chimaltenango; Los Amates, Izabal; y Tecpán, Chimaltenango; un hotel en La Antigua Guatemala y hasta un centro comercial en Estanzuela, Zacapa, los cuales están valorados en varios millones de quetzales; sin olvidar el par de helicópteros que les han inmovilizado la CICIG y el MP.
Pérez Molina y Baldetti se negaron desde el inicio de su mandato a hacer públicas sus declaraciones patrimoniales, bajo la excusa de que la Ley de Probidad y Responsabilidad de Funcionarios Públicos se los prohibía.
Los reportajes publicados por El Periódico siempre fueron descalificados por Pérez y Baldetti; ahora la investigación de la CICIG y el MP los confirma y los deja en evidencia”.