“Cuando los ataques golpearon Bruselas, había cuatro de nosotros en la unidad de redes sociales de AFP, que forma parte de la oficina del editor en jefe. En una ciudad como Bruselas, bien cubierta por una red 4G , tomar un video de 30 segundos y subirlo a una red social no toma mucho tiempo. Y a medida que los ataques ocurrieron en hora pico, había un montón de testigos”, dice un análisis de editores de la agencia francesa de noticias AFP sobre las decisiones periodísticas claves aquella mañana del 22 de marzo.
“Nuestra primera prioridad –añaden– era centrarnos en fotos y videos que respondieran a las normas editoriales de la AFP , así que nos saltamos sobre aquellas que degradaban a las víctimas o que eran demasiado sangrientas. También teníamos que tener cuidado de evitar las trampas habituales -imágenes y videos de otros eventos que algunas personas publican en las redes sociales para engañar a los medios de comunicación. Esa mañana , algunos cayeron en la trampa y se dio el uso de imágenes tomadas durante un ataque en Moscú en 2011 que fueron presentadas como de Bruselas”.