Eduardo Ulibarri se defiende

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Eduardo Ulibarri, reconocido periodista y diplomático costarricense, mencionado por el Semanario Universidad de San José, con una empresa vinculada al escándalo “Panamá Papers”, se defendió en su sitio Facebook y advirtió que “no se justificaba incluir el caso y los nombres asociados a él –incluido el mío– en una publicación cuya portada dice “Dólares ticos en los paraísos”. Era como poner una naranja fresca en un saco de papas podridas y sugerir que son lo mismo”.

“Universidad no solo enlodó gratuitamente, y a sabiendas, a personas honorables que nada teníamos que ver con el fondo del asunto; también degradó una investigación de gran importancia para combatir la evasión y los paraísos fiscales, que merecía un tratamiento profesional y ético; más aún, violentó prácticas elementales del periodismo”, enfatizó.

Ulibarri titula su defensa: Las distorsiones de “Universidad” y dice:

“Tras leer la edición de hoy del semanario Universidad y escuchar a Ernesto Rivera, director, y a Álvaro Murillo, periodista, en el programa Hablando Claro, de Vilma Ibarra, quedan en evidencia tres cosas que me conciernen directamente:
1. Un fideicomiso creado en Panamá por la Corporación Aldesa, como preludio de un proyecto de desarrollo inmobiliario en Costa Rica, fue legal, estuvo apegado a la ética y en ningún momento intentó evadir al fisco. Esto se da a entender, pero no se dice explícitamente, en dos de las publicaciones que aparecen en el semanario y fue reconocido explícitamente por Rivera y Murillo en el programa.
2. Quienes estuvieron relacionados con la creación de ese fideicomiso, o quienes fueron inversionistas en él, actuaron ética y legalmente.
3. Yo estuve entre esas personas, como miembro de la junta directiva de Aldesa.
Por tanto, no se justificaba incluir el caso y los nombres asociados a él –incluido el mío– en una publicación cuya portada dice “Dólares ticos en los paraísos”. Era como poner una naranja fresca en un saco de papas podridas y sugerir que son lo mismo.
Si, a pesar de lo anterior, se decidió seguir adelante, al menos debieron distinguir entre distintos hechos y protagonistas.
Por desgracia no fue así. Más bien sucedió lo contrario:
En su nota “sombrilla”, aparecida en las páginas 10 y 11 del lunes, y divulgada digitalmente el domingo, Universidad menciona, entre “los nombres” de costarricenses que “aparecen” en los archivos del bufete panameño Mossak Fonseca, el mío, como si fuera parte de los evasores, cosa que sabían no era así. Lo mismo ocurrió con los de otros que actuaron legal y éticamente.
Es decir, para el semanario cualquier persona que apareciera nombrada en cualquier documento de los 11 millones hackeados a ese bufete, formaba parte de la misma categoría. Y en el contexto de la publicación solo hay una: los evasores.
En las publicaciones que aparecen en las páginas 12 y 13 y, sobre todo, la 26 y 27 de Universidad, hay razonables aclaraciones sobre la naturaleza del proyecto de Aldesa. Leídas con enorme atención permiten concluir que se actuó correctamente.
¿Por qué, entonces, poner en el mismo canasto a naranjas sanas y papas podridas?
He aquí una pregunta clave. Barajo muchas hipótesis como respuesta. Por desgracia, ninguna tiene relación con el buen periodismo; tampoco con la ética, y menos aún con la buena intención.
Universidad no solo enlodó gratuitamente, y a sabiendas, a personas honorables que nada teníamos que ver con el fondo del asunto; también degradó una investigación de gran importancia para combatir la evasión y los paraísos fiscales, que merecía un tratamiento profesional y ético; más aún, violentó prácticas elementales del periodismo.
Me duele y lo lamento”.