“Los periodistas odian fracasar. No nos gusta el riesgo. Queremos hacerlo todo bien a la primera. Y ahora estamos en un contexto en el que tenemos que arriesgar y fracasar una y otra y otra y otra vez. No ignoro las dificultades. No creo que estemos en el final de la crisis de modelo. Pero sí sé que si el periodismo se centra en el precio de un artículo y no en su valor, no tendrá futuro”, dice Mark Little, vicepresidente de medios de Twitter para Europa y África en una entrevista con El País, Madrid.
Añade: “Mark Little está lejos ya del estruendo de bombas y balas en Afganistán o Irak. En 10 años ha sufrido una transformación radical: de premiado reportero de guerra para la televisión irlandesa RTE a emprendedor del mundillo tecnológico y, finalmente, vicepresidente de medios para Europa y África de Twitter. En su visita a RETINA —el foro iberoamericano de transformación digital de EL PAÍS patrocinado por Telefónica, Iberdrola y Santander—, Little quiere dar su respuesta a un interrogante clave: ¿Tiene el periodismo futuro? Y, de tenerlo, ¿cuál es?
-¿Añora estar en primera línea?
-“No [ríe]. Toda mi vida he sido un narrador, fuera una historia en zona de guerra o en la política. Amo contar historias. Creo que llegó un punto en que sentí que la emoción de ser un periodista se veía superada por la de vivir un momento histórico. Descubrí que mi lugar no estaba más en el campo de batalla, sino en hacer algo, en innovar. Vivimos un momento lleno de grandes peligros para el periodismo, pero también de oportunidades. La verdad es que acabé divirtiéndome más [ríe]. Y estoy más satisfecho con lo que logrado en los últimos 10 años”.
Vivimos un momento de grandes peligros para el periodismo, pero también de oportunidades
-¿Y cómo se vive el paso de periodista a empresario?
-“Nunca fui alguien que quisiera crear una compañía, vender la compañía y crear otra compañía. Tenía una misión muy clara. Desde niño, me han fascinado los grandes periodistas de la historia. Me obsesionaba Edward R. Murrow [legendario locutor de la cadena CBS]. Me obsesionaba también la posibilidad de contar historias sobre el cambio. Así que, cuando tomé la decisión de convertirme en emprendedor, no fue un salto tan grande. Para empezar, he visto cosas en la guerra que la mayoría de la gente no ha visto, así que enfrentarme a un inversor tampoco me daba miedo. Y en el fondo ser un empresario es ser un narrador. Le tienes que contar tu historia a inversores, clientes, usarios. Tal vez por eso me fue fácil. Lo difícil fue que no entendía la tecnología y también tuve mucho que aprender sobre negocio. Creo que ser periodista me preparó para las complejidades y contradicciones de ser empresario”.
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