“A partir de este momento la contienda política se despoja de máscaras y subterfugios: mientras Ortega apuesta abiertamente al continuismo para consolidar su régimen como una dictadura familiar dinástica, la oposición enfrenta el desafío de convocar a la gente a luchar contra la corrupción, el desempleo, la falta de oportunidades, la represión, y la reelección”, advierte el periodista Carlos F. Chamorro director del sitio Confidencial de Managua.
Denuncia una reciente decisión de tinte electoral de la Corte Suprema de Justicia, integrada por una mayoría de magistrados orteguistas, que deja en el aire a la coalición opositora con miras a las elecciones del seis de noviembre en que Ortega apunta a reelegirse por tercer periodo consecutivo.
“Aún está por verse si la coalición opositora logrará formular un proyecto alternativo que genere esperanza entre la gran mayoría de los pobres y excluidos, pero ahora queda más claro para todos que la salida nacional ante esta encrucijada no reside en los organismos internacionales o en la comunidad donante, sino únicamente en la soberanía popular”, dice Chamorro.
“Al ilegitimar el proceso electoral y cerrarle el espacio político a la oposición, Ortega también está legitimando el derecho a la rebelión y a la protesta cívica, como el único camino para lograr el restablecimiento de la democracia”, desafía Chamorro.
