Alianza del Pacífico, favorece a Costa Rica, dice canciller

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El Canciller de Costa Rica, Manuel A. González Sanz, considera que la Alianza del Pacífico beneficia al país pero su prioridad de adhesión no debe estar por encima de la aprobación del paquete fiscal que impulsa el Presidente Solís.

“Veo a Costa Rica más pronto que tarde en la Alianza del Pacífico”, dijo González, exministro de Comercio Exterior de la administración Pacheco (2004-2006), exnegociador clave del TLC de Centroamérica y República Dominicana con EE.UU. , creyente en la apertura comercial, aunque no “per se”, aclara la tarde del lunes cuatro de julio en su despacho en la Casa Amarilla.

De 49 países observadores, Costa Rica ya dejó dicha condición y es el primer candidato a integrarse a dicho grupo junto a México, Colombia, Chile y Perú, pero González reconoció que, conforme la estrategia del presidente Solís, la prioridad es aprobar la reforma fiscal. “No podemos poner la Alianza y un montón de proyectos que son muy importantes para el país, además de esos los temas fiscales, porque se recalientan las resistencias”, enfatizó.

Su visión la expuso en una conversación de 45 minutos con el periodista Edgar Fonseca, editor de PuroPeriodismo.com.

González abordó, también, los posibles efectos de las próximas elecciones en EE.UU. en el país, la decisión del Reino Unido de retirarse de la Unión Europea y destacó como una de sus prioridades de gestión, expandir la acción diplomática tica fuera de las zonas de confort a destinos no tradicionales como el influyente mundo árabe y Asia.

La Alianza favorece al país

-Usted recién regresa de una gira con el señor presidente a Chile, del noveno encuentro de la Alianza del Pacífico. Se ha generado canciller mucha expectativa en el país, respecto a la posible integración de Costa Rica a dicha alianza, y usted de partida, tan pronto fue designado canciller, habló de que en aquel momento se había manejado gran “secretismo” en el proceso de negociación de adherencia a dicha alianza. Dos años después, y en el marco de esa creciente expectativa de si se integra o no el país, siendo usted considerado un experto en apertura comercial, y favorecedor en ese sentido, ¿en qué etapa se encuentra Costa Rica de cercanía de integración o de resistencia a la integración a la Alianza?

-Favorezco la apertura comercial, pero no la favorezco per sé. Creo en una apertura comercial medida, con estrategia, con inteligencia, no la apertura por la apertura en sí misma. Veo a Costa Rica, no le puedo decir cuándo, pero veo a Costa Rica más pronto que tarde en la Alianza del Pacífico. Creo que es algo que le conviene al país. La importancia que la Alianza del Pacífico está teniendo, está adquiriendo muy rápidamente a nivel internacional es impresionante. No hay prácticamente una reunión a nivel bilateral que yo mantenga con otros cancilleres que no me pregunten cuál es la posición de la Alianza, qué pienso sobre la Alianza, cómo veo la actualidad y el futuro de la Alianza. Es algo que está en el observatorio internacional. Prueba de esta importancia es que el año pasado cuando se dio esta misma reunión habían 32 países observadores. Hoy la Alianza cuenta con 49 países observadores. Costa Rica, de todos, es el que está más adelantado, está ya en una condición no de observador, sino de candidato al ingreso de la Alianza. Lo que el Presidente ha sido muy claro es en los siguientes aspectos: numero uno, en reconocer que hay grupos, principalmente en el campo agrícola y de Pymes, que tienen sensibilidades especiales, vulnerabilidades especiales frente a la Alianza. Número dos, que la prioridad del país en este momento y ya desde hace algún tiempo es la aprobación de los proyectos que tienen que ver con las finanzas públicas de Costa Rica. Tenemos que atacar de manera frontal el déficit fiscal para que las condiciones económicas, macroeconómicas del país, garanticen su estabilidad y sobre una base sólida podamos aprovechar mejor los beneficios que la Alianza, o cualquier otro instrumento que llegue a negociar el país en el futuro y sacar más provecho de los instrumentos, que son muchos, que ya tenemos negociados y vigentes en el país pero que continúan un poco en el letargo, un poco lentos en dar esos beneficios tan esperados por muchas partes de la población. Entonces el Presidente ha sido muy claro, como dicen, no podemos poner toda la carne en el asador. No podemos poner la Alianza y un montón de proyectos que son muy importantes para el país, además de esos los temas fiscales, porque se recalientan las resistencias. Lo importante en este momento, a lo que se está apostando prácticamente toda la acción de gobierno es precisamente la aprobación de esos proyectos, pero, como le digo, veo a Costa Rica como miembro pleno de la Alianza. Tenemos todas las condiciones para serlo. Tenemos tratado de libre comercio con los cuatro países. Somos el observador más adelantado, bueno, alguien diría si usted tiene tratado con los cuatro países, ¿cuál es el inconveniente?, ¿dónde están las sensibilidades? Lo que pasa es que los cuatro tratados no son iguales, y entonces llevar los cuatro tratados al punto inicial de una desgravación del 92% de un día para el otro, ahí es donde puede generar un impacto negativo a algunos sectores, y lo que se quisiera, no desde el punto de vista de subvenciones y subsidios. Lo que se quisiera es precisamente tener también los recursos y la capacidad técnica y económica para poder atenderlos, pero no como beneficios específicos a esos grupos tradicionales que se aprovechan de este tipo de negociaciones para pegar el grito al cielo, y sacar agua para su propio molino, sino como parte integral de una mayor competitividad que tiene que tener el país como un todo para la Alianza. Con Alianza o sin Alianza el país necesita dar un salto cualitativo en materia de competitividad. Tenemos que reconocer que dependemos de nuestras exportaciones y para que nuestras exportaciones crezcan dependemos fundamentalmente de la inversión extranjera directa, y que para atraer esa inversión extranjera directa estamos compitiendo con 190 y resto en el mundo que andan más o menos en las mismas que nosotros. Entonces debemos dar un aporte o señalar puntos específicos que realmente nos hagan distintos, nos hagan atractivos frente a esos otros países, y si no tenemos los elementos de competitividad necesarios, pues simplemente van a pasar la hoja de Costa Rica y van a buscar invertir en otros sitios.

-Toca el tema de la inversión extranjera directa en el país y la competitividad. Estamos a las puertas de otras elecciones que parecieran de bastante peso para el hemisferio y para el globo. Vienen elecciones en Estados Unidos en noviembre. Sin pedirle vaticinios a estas horas y sin que usted tenga una bola de cristal, pero siendo Estados Unidos el actor que es a nivel regional, hemisférico y global, ¿cómo aprecia Costa Rica estas elecciones?

-Costa Rica, independientemente de esta elección, que es muy particular por los candidatos que existen, ningún candidato en particular, tiene que sacar lecciones, pero creo que también las ha sacado producto de la crisis del 2008, y espero que las hayamos aprendido. ¿En qué sentido? En que no podemos ser tan dependientes de la economía estadounidense para que nuestra economía esté bien o mal, si no aprendimos esa lección desde el 2008, no aprendimos mucho. Lo que quiero decir y creo que la aprendimos, en la medida que hemos logrado diversificar sustancialmente no solamente los productos de exportación, hoy por hoy tenemos más de 4500 productos de exportación, pero principalmente hemos diversificado nuestros mercados para nuestras exportaciones. Hoy exportamos a 160 países aproximadamente en el mundo. Sin embargo, la principal fuente de inversión extranjera directa continúa siendo los Estados Unidos. Ahí somos todavía muy dependientes, y eso tenemos que diversificarlo, parte de ello, por ejemplo, va en línea de los viajes que hace el presidente que tanto lo han criticado, porque él ha promovido precisamente el nombre de Costa Rica, lo que nosotros ofrecemos, que fundamentalmente es talento humano en destinos que tradicionalmente algunos de ellos no han invertido fuertemente en nuestro país. Porque ha sido más bien Estados Unidos quienes nos han descubierto. Algunos dicen que somos, todavía, el secreto mejor guardado. Tenemos por supuesto muchas ventajas de tener una relación estrecha. Es histórica nuestra relación con Estados Unidos. Aquí los norteamericanos, los estadounidenses siempre han sido muy bien recibidos, como lo han sido también turistas y los llamados expatriados de otros países, pero nosotros tenemos que generar más inversión de Suramérica, de Asia, de Europa…de Europa está un poquito más difícil, pues está viviendo todavía una condición bastante complicada, no termina de recuperarse del impacto del 2008.

-En el contexto de que un país como Costa Rica que debe de andar buscando otros mercados en otras regiones, ¿cómo analiza esa decisión del Reino Unido de salirse de la Unión Europea?

-Por supuesto que es una decisión mayoritaria, aunque muy ajustada, del pueblo británico. Y desde ese punto de vista hay que respetar la decisión de la mayoría, pero nosotros también, cuando nos hicieron esa pregunta en el reciente viaje que hizo el presidente al Reino Unido, él manifestó su esperanza de que permaneciera en la Unión Europea, porque él es un fiel creyente de los procesos de integración y no de los procesos de desintegración. Lamentablemente lo que vemos en distintos grupos de países que han luchado por esa integración es más bien poner en duda esa integración, y Costa Rica no fue la excepción con la decisión que tomó en diciembre pasado de retirarse temporalmente de los espacios políticos del SICA. En cuanto a si eso puede afectar directamente la inversión o la relación comercial de Costa Rica con ese país, no veo que tenga grandes impactos. Por un lado porque no somos tan dependientes de inversión o comercio con Reino Unido y segundo, aunque es un destino importante, recordemos que en el contexto de lo que eran los 28 países que conforman la Unión Europea, el mercado de Reino Unido es el cuarto destino de nuestras exportaciones, pero eso va a continuar, siendo parte o no de la Unión Europea, y coincido con las apreciaciones que hizo el Lord Mayor (Jeffrey Mountevans), que nos visitó acá en Costa Rica la semana pasada en que esto no debería tener un impacto negativo sustancial en las relaciones entre los dos países.

-¿Cómo espera que se recuerde la gestión suya como titular de la política exterior de Costa Rica al final de este camino?

-¿Cómo lo recuerden a uno? Es un poco difícil meterse en la mente de cada uno de cómo aprecia o desprecia lo que uno haya hecho. Sí le puedo decir es que las motivaciones, los objetivos que me han guiado en mi día a día es el dejar una Cancillería mejor posicionada a nivel local, un país con una hoja de vida o un reconocimiento todavía más fuerte del que ya tenía cuando lo asumí. Una gestión transparente, limpia, donde no tengo nada que ocultar. Donde puedo dar absolutamente justificación de todos mis actos, aunque haya habido errores, porque probablemente como humano los he cometido y los seguiré cometiendo, pero no serán de mala fe. Actúo de buena fe y con las cosas sobre la mesa. Soy de las personas que creen que los expedientes tienen que hablar por sí solos, y que uno es absolutamente pasajero en las instituciones. El día que me vaya me iré y punto. No soy de las personas que por haber hecho un esfuerzo en una institución pretende quedarse ahí arraigado y dando ordenes o manejando las cosas desde afuera. No, las cosas tienen que continuar y espero dejar una Cancillería más consolidada y el nombre de Costa Rica muy sólidamente cifrado en la mente de las autoridades con las que hemos interactuado y en la concepción de esos países con los que hemos tenido buenas relaciones.

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Salir de la zona de confort

Superada la primera mitad de la administración Solís, el canciller Manuel A. González destaca los esfuerzos por abrir la diplomacia tica a horizontes no tradicionales. El influyente mundo árabe y Asia están en la mira, dice González.

“Hemos ido más allá de la política exterior tradicional, o de la diplomacia tradicional. Hemos incurrido fuertemente en lo que hemos llamado la diplomacia económica. El otro tema ha sido la reforma institucional, trabajar en áreas de la transparencia, la rendición de cuentas, la profesionalización en el verdadero sentido de la palabra de la carrera diplomática, en el sentido de que las cosas tienen que ser transparentes, en proponer reformas tanto de reglamentos como de la misma ley que rige el estatuto del servicio exterior. Hemos encontrado una buena acogida en la Asamblea Legislativa para una reforma legislativa que promueva una cancillería moderna. Y ¿por qué razón digo moderna?, porque el estatuto tiene 50 años, y es una legislación que obedece a un contexto de país muy distinto de lo que vivimos actualmente. Otra área en la que hemos incursionado es el desarrollo de los  llamados destinos no tradicionales de la política exterior del país. Hemos estado acostumbrados de andar muy cómodamente en el barrio: Centroamérica, Norteamérica, un poquito Suramérica y a Europa, pero habíamos sido poco agresivos con otras partes, agresivos en el buen sentido de la palabra, con otras partes del mundo, de ahí que he incentivado acercamientos con países como Azerbaiyán, Kazajistán, Malasia, Emiratos Árabes, una relación más estrecha con Qatar, y algunos otros países del Golfo. Si bien es cierto tenemos una embajada en Qatar desde hace ya varios años, ha sido una relación que merece un relanzamiento. Ha estado un poco tímida, y  tenemos que aprovechar al máximo los pocos recursos con que cuenta la política exterior costarricense. En eso he sido muy crítico también. El verdadero ejercito que tiene Costa Rica, ya que no tenemos una fuerza militar en el sentido estricto de la palabra, el verdadero ejercito son sus diplomáticos, y sus diplomáticos merecen tener mejores condiciones para ejercer sus funciones, tanto desde salariales hasta la infraestructura donde en el día a día están trabajando. No es conveniente que un país que promueve en el ámbito multilateral principios tan claros como los derechos humanos, el desarme, paz y seguridad, los temas de cambio climático y ambientales, invierta únicamente el 0.3% de todo el presupuesto nacional, en fomentar y desarrollar su política exterior. Hay una cierta contradicción ahí, nosotros tenemos un gran potencial, podríamos sacar muchísimo más provecho de lo que tenemos, de lo que es la imagen internacional de Costa Rica, tanto a nivel lateral, como a nivel multilateral, con una inversión relativamente marginal adicional, pero estamos claros que el país vive una situación fiscal muy difícil, y que hablar de gastos adicionales no es popular, ni cala en la mente de muchas personas, y cuesta ese convencimiento cuando, lamentablemente, se tiene una imagen trasnochada del diplomático, en el sentido de que es una persona vagabunda, que es una persona que anda de fiesta en fiesta, de recepción en recepción. Eso es muy injusto con los diplomáticos actuales. Promovemos un diplomático más integral, mucho más conocedor, mucho más previsor de lo que puede ocurrir en el mundo, de modo tal que Costa Rica no únicamente reaccione a los acontecimientos que se viven en el mundo, sino que puedan anticipar esos acontecimientos. La cancillería tiene que servir de puente entre lo que realmente ocurre en el país y cuáles son las posiciones que nosotros queremos defender afuera. Ha habido cierto divorcio. Se ha visto tradicionalmente la cancillería como un satélite ahí, volando en el espacio, nada más a nivel de organismos multilaterales, una que otra relación fuerte bilateral, y muchas veces desconectada de la realidad nacional, y esa fue la visión con que hicimos nuestro aporte en el plan nacional”.

 

Ver también: Crece hostilidad de Ortega hacia Costa Rica