El reportero que indispuso a Fidel

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¿Cómo describe la reacción de Fidel Castro?

-Inicialmente solo preguntó mi nombre y le dije: “Yo me llamo Juan Manuel Cao, soy cubano“. Y entonces, como vi que me estaba atendiendo, le repetí la pregunta sobre la doctora Molina, a lo que él respondió: “¿A ti quién te paga por venir a hacer preguntas como esa?”. Solo alcancé a decirle que ese era mi trabajo, que nadie me pagaba por hacer esa pregunta. Casi de inmediato me sacaron del lugar. Luego supe que justificó su ausencia a otra cita arguyendo que mis amigos podrían prepararle un atentado. También ocurrió un hecho muy simpático. Otro periodista, creo que argentino, le preguntó si ya tenía preparada su transición para dejar el poder y Castro se confunde y cree que ese periodista soy yo y entra en una auténtica crisis de ira que motiva que sus asistentes lo saquen casi arrastrándolo de la presencia de la prensa. Todo está grabado y se encuentra en YouTube.

Así recuerda el periodista cubano Juan Manuel Cao la anécdota de la pregunta que tuvo que lanzarle a “boca de jarro” al ahora apartado comandante de la revolución cubana el 21 de julio de 2006, mientras cubría la XXX Cumbre de Mercosur que se realizaba en Córdoba (Argentina), en una conversación con Reinaldo Escobar editor del sitio disidente 14ymedio.com.

Según Escobar, el periodista Cao tuvo aquel encuentro cercano con Fidel Castro y lo aprovechó para demandarle la liberación de la notable científica cubana, la doctora Hilda Molina, a quien el Gobierno no le permitía salir de la Isla.

-Pocos días después de su encuentro con Fidel Castro se dio a conocer la “Proclama del comandante en jefe al pueblo de Cuba” donde él renuncia a todos sus cargos por motivos de salud. Algunos ven el disgusto que usted le ocasionó como la causa directa de aquella situación. Diez años después, ¿cómo evalúa aquel episodio?

-El pueblo cubano, al que pertenecemos, se mueve mucho entre la seriedad y el choteo. Esa afirmación es una exageración. El 30 de julio de 2006, poco después de que Fidel Castro hiciera su anuncio, llegué a la calle 8 y me encontré entre los letreros uno que decía “Cao le dio Kao” y otros similares, entre la seriedad y la broma. Con los años la gente ha seguido repitiendo esa leyenda y todavía me asombra.

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