En el velorio oficial del presidente sandinista de la Asamblea Nacional, René Núñez Téllez, Daniel Ortega dejó claro el motivo que tuvo para descabezar a la oposición política partidista y excluirla de las elecciones de noviembre, así como para destituir a los 28 diputados opositores. Lo hizo porque quiere tener a su disposición un poder legislativo políticamente inocuo y sumiso, denuncia en su editorial principal el diario La Prensa de Managua.
Añade: “Ortega calificó de “terrorismo institucional” la política de oposición activa y limpiamente democrática que los diputados del PLI y el MRS practicaban en la Asamblea, hasta que fueron expulsados de sus escaños de manera arbitraria”. “Y dijo, Ortega, que da gracias a Dios porque según él ahora el país vive en “un sistema democrático” en el cual “todos los poderes del Estado trabajan por el bien común en armonía”.
“Sin duda que –destaca La Prensa— a un dictador como Ortega le molestaba, y mucho, que hubiese en el poder legislativo una oposición valiente y beligerante, la cual entre muchas acciones destacadas se opuso vigorosamente a la Ley 840 con la cual el régimen orteguista otorgó una concesión canalera vende patria al empresario chino Wang Jing y quienes estén detrás”.