En momentos de creciente tensión bilateral debido al autoritarismo del presidente Daniel Ortega, la embajadora de EE.UU. en Managua confirmó el golpe que ha sufrido la imagen de Nicaragua en Washington, destaca el diario La Prensa.
La embajadora Laura Dogu –dice dicho medio– ratificó la preocupación de Washington por el estado de la democracia en el país y afirmó que “la imagen de Nicaragua ha cambiado bastante, pero no de una manera buena”.
La amenaza del congelamiento de asistencia financiera internacional al régimen de Ortega, que pretende reelegirse por tercera ocasión en noviembre, y que ha crispado el ambiente político, empresarial y de negocios en Managua fue expuesta por la diplomática al cumplir un año de misión en Managua
Según La Prensa, la embajadora Dogu explicó que el proyecto de Ley que condicionaría la inversión y los préstamos a Nicaragua (“Nica Act”), es resultado de la responsabilidad que tiene el Congreso de su país, de asegurar que los impuestos de los ciudadanos estadounidenses sean invertidos en países donde el Gobierno respeta los procesos democráticos.
“Muchos de los fondos disponibles de las instituciones financieras internacionales provienen de los impuestos que pagan los estadounidenses y los miembros del Congreso expresaron que no creen que estos fondos deberían de beneficiar a un gobierno que no escucha a sus ciudadanos”, expresó la embajadora, según el mayor medio opositor al orteguismo.
Diplomáticos, académicos, científicos y misioneros estadounidenses han sido investigados, seguidos, expulsados o se les ha impedido ingresar a Nicaragua bajo sospechas de “espionaje”.
Juan S. González, Asistente para Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado denunció ante el congreso norteamericano tales acciones y exigió elecciones libres.
Ortega, con el control del sistema electoral y sin oposición al frente, busca su tercera reelección el próximo seis de noviembre.