El Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, recién ascendido a un tercer mandato de cinco años, perpetra el mayor acto de corrupción con fondos públicos en la historia de dicho país bajo absoluta impunidad, denuncia el periodista Carlos Fernando Chamorro, director del sitio independiente Confidencial.com.
Chamorro asegura que Ortega ha pasado de ser caudillo a “cabeza de uno de los nuevos grupos económicos más poderosos del país, a través del desvío ilegal de más de 3.700 millones de dólares de la cooperación estatal venezolana a sus arcas privadas”.
“Un delito ampliamente documentado por la prensa independiente, que intenta ser enterrado por la inacción de la justicia, el Congreso, la Fiscalía y la Contraloría, que están sometidos al control absoluto de Ortega. Mientras en Centroamérica y América Latina, soplan vientos de lucha contra la corrupción, en Nicaragua prevalece un silencio cómplice ante el mayor acto de corrupción de nuestra historia. Esa es la cosecha del miedo y el chantaje, el verdadero milagro del relato de la nueva dictadura”, advierte Chamorro uno de los más influyentes periodistas de Nicaragua y crítico del rumbo dictatorial de Ortega y de su esposa Rosario Murillo a quien designó como vicepresidenta.
Ortega se reeligió por tercera ocasión el pasado seis del noviembre en unas elecciones marcadas por un ausentismo de hasta el 70% en las urnas y sin una oposición organizada.
Chamorro formula la denuncia en un comentario publicado bajo el título: El relato del milagro.
“La tragedia existencial de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, vicepresidenta y heredera del poder dinástico, se resume en un afán desesperado por imponer el relato del presunto milagro que han protagonizado en la historia nacional, pero a pesar del monopolio de medios de comunicación que controlan para difundir su mensaje de forma reiterativa, éste no logra ser creíble ni verosímil”, dice Chamorro.
“Cada diecinueve de julio, en los aniversarios del ejército y la policía, en las cumbres del Alba, o en sus tomas de posesión presidencial, en cada uno de esos momentos de sus escasas apariciones públicas, Ortega repite hasta el cansancio el monólogo oficial con mínimas variantes. El caudillo, que nunca fue líder histórico del Frente Sandinista, se presenta como el único actor de la revolución de 1979 que fue malograda por la guerra y la agresión externa, e invoca una supuesta segunda etapa de la revolución que habría empezado con su regreso al poder en 2007, devolviéndole paz, estabilidad, y progreso a la nación”, sostiene el editor nicaragüense quien asegura que el régimen somete al sitio Confidencial a persecución, chantaje y espionaje.