“Lo que han comenzado a vivir los periodistas de Estados Unidos con el triunfo del oligarca Donald Trump en las elecciones de noviembre en ese país es una cucharada del amargo jarabe que nos hemos tragado los reporteros nicaragüenses en diez años de administración Ortega-Murillo”, advierte el periodista Carlos Salinas Maldonado editor del sitio Confidencial.com de Managua y corresponsal de El País, Madrid.
“Antes, bajo el mandato de Enrique Bolaños —presidente conservador, profundamente religioso pero en algunos aspectos, pocos, liberal— los periodistas ejercíamos la profesión con mucha libertad. Es cierto que a Bolaños no le gustaban ciertas cosas que se publicaban sobre su mandato y que tenía la publicidad del Estado como premio y castigo, pero el presidente daba conferencias en Casa Presidencial abierta a los medios, entrevistas, contestaba solicitudes de información y nosotros, los reporteros, podíamos llamar a cualquier hora a un ministro para corroborar un dato, para hacer consultas y, en el caso de historias de investigación, escuchar su versión antes de publicar el reportaje. Fue, lo digo en opinión personal, una época de oro para un joven periodista que iniciaba en la profesión en la redacción de El Nuevo Diario, bajo el paraguas periodístico de Danilo Aguirre, maestro de la profesión”, destaca Salinas.
“Luego todo se desmoronó, con la llegada de Rosario Murillo al poder y su paranoica y violenta posición hacia los periodistas y medios de comunicación”, denuncia Salinas.