Así premia la dictadura a un espía

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Solo era cuestión de tiempo que el espía Fernando González Llort ocupara la presidencia del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP). Desde que regresó a Cuba, tras cumplir una condena de 15 años en cárceles de Estados Unidos, muchos pronosticaban su ascenso hacia esa posición, denuncia el sitio disidente 14ymedio.com desde La Habana.
El ICAP –añade– ha sido por décadas una fachada de la Inteligencia cubana. Desde su fundación calcó el modelo de instituciones de ese tipo existentes en el resto de los países socialistas. En lugar de presentarse con tintes ideológicos de corte marxista, estas entidades se envolvían en el ropaje de la amistad entre los pueblos.

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