José Meléndez, periodista, corresponsal diario El Universal de México en San José *
San José-La OEA fue considerada en junio de 2016 por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, como una organización sinvergüenza. Por eso, Ortega impidió que la OEA observara las elecciones de noviembre de 2016 en Nicaragua. Para el Bloque ALBA de América Latina, la OEA fue mala para pronunciarse sobre la profunda crisis de Venezuela en 2017 pero es buena para validar las elecciones en Ecuador o en 1979 fue buena para adoptar una resolución que terminó de tumbar al dictador nica Tacho Somoza. La OEA fue buena en 2002 para denunciar el golpe de Estado en contra del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. La OEA fue buena en junio de 2009 porque levantó las sanciones que le impuso en 1962 a Cuba. La OEA fue buena en julio de 2009 para atender una petición de Chávez y de otros gobiernos y, en una acción correcta, sancionar a Honduras por el golpe de Estado. La OEA es mala en 2017 y, según el presidente venezolano Nicolás Maduro, es un tribunal inquisidor hemisférico porque, basada un informe contundente del secretario general, Luis Almagro, decidió desnudar la grave crisis venezolana y denunciar el evidente irrespeto a la institucionalidad democrática en Venezuela por parte de su gobierno que es heredero de Chávez. La OEA fue buena de 1980 a 1990 para que Nicaragua denunciara, con todo derecho, la guerra del gobierno de Estados Unidos con los contras—profundamente implicados en narcotráfico—en contra del sandinismo. La OEA es buena en 2017 para ayudar al proceso de paz en Colombia con las FARC, profundamente involucradas en el narcotráfico. O sea, en algunos casos la OEA fue Ministerio de Colonias al servicio del imperialismo y en otras fue una institución digna para atender múltiples problemas hemisféricos. Ahora, en el caso de Nicaragua, Ortega anda en tratos con la OEA para que ese organismo le dé una bendición política, pese a que el presidente nicaragüense ha demostrado—como Maduro—que tiene un profundo desprecio por la democracia y que impide la libre participación de los partidos políticos en las contiendas electorales. Y ahora, en el caso de Venezuela, la OEA que fue buena muchas veces, ahora es mala, muy mala, según el ALBA. O sea, doble moral.
- Fuente: José Meléndez, blog Facebook