La larga y tensa noche del conteo…

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Edgar Fonseca M., editor PuroPeriodismo.com

Fueron palabras duras, fuertes y graves. Pero oportunas.
Las pronunció el ahora candidato presidencial del PLN en el climax de la larga y tensa noche del domingo en que, a la medianoche reinaba una inexplicable incertidumbre sobre el resultado final de los comicios internos. En que reinaba la duda de si la tendencia que daba por ganador al ahora formal aspirante se consolidaba o quedaba sujeta a los avatares del resto de la jornada.
Con su rostro desdibujado en un rictus de preocupación ante todo el país, rodeado de sus más cercanos colaboradores, y, cebado el festejo que se habían montado en el parque Morazán, el ahora flamante aspirante presidencial verdiblanco destapó su temor a posible anomalías con aquel rudimentario conteo que se prolongó una eternidad para entregar,¡al cabo de cinco horas!, tan solo tres pírricos reportes, y para anunciar que lo suspendían, hasta nuevo aviso, por cansancio y limitaciones. ¡Ay Dios santo!
Y, en medio de aquella trifulca, en el otro extremo de la ciudad y … muy cerca de las “bóvedas” de custodia de los trabajados sufragios, otros brincaban, correteaban y festejaban ante una eventual e inesperada coronación al día siguiente.
El cimbronazo para el ahora candidato y sus huestes no podía ser peor.
Si la tendencia de aquellos resultados, a cuentagotas, les confirmaba lo que registraron semana tras semana sondeos que, estaba vez sí la pegaron, ¿cómo era posible aquel extraño giro de los acontecimientos? ¿A qué venía aquella charanga?
“Me parece rarísimo, me parece extrañísimo… Nos vamos a ir a acostar teniendo nosotros una diferencia del 5% y que el otro candidato diga que eso se va a acabar en la noche y que el Tribunal va a suspender el proceso”, trinaba a los cuatro vientos josefinos y del resto del país el muy contrariado todavía precandidato.
El propio presidente del partido reconoció el preocupante manejo del escrutinio y aceptó que esto les llevó a reanudar el recuento de madrugada, que, una vez más, le ratificó, al hoy candidato, su tendencia triunfante. La presión por un contento fluido, ininterrumpido, finalmente, rendía frutos.
¿Quién se explica la decisión de dejar en la penumbra a los precandidatos, a sus correligionarios, al partido y al país, que seguía atónito aquel insólito espectáculo, que creíamos solo reservado a Quito, Caracas o Managua, y, por supuesto a La Habana, donde el jefe de turno le baja el switch al tribunal, según el viento de los resultados?
¿Qué podía suponer la opinión pública de aquel sainete? ¿De ver a un aspirante, eufórico, dar por un hecho su inesperado triunfo a la luz de los candiles, con el paso de las horas, con la urnas cerradas, con el recuento congelado, y, con las “bóvedas” de los “tules” de sufragios… a la buena de Dios?
Dichosamente se tomó la sabia decisión de continuar el conteo. De no apagar las luces. De “no bajarle el switch” al tribunal ni a sus muy extenuados digitadores. Dichosamente se entendió que dejar aquellas “bóvedas” cargadas de sufragios en solitario, como si fuese en un velorio, “de cuerpo presente”, aquella medianoche, aquella madrugada, hubiese levantado, –sin que este país sea un santuario de malpensados–, las más insanas suspicacias sobre una jornada que había transcurrido, hasta ese momento, impecable.
Porque, ¿quién entiende a estos ticos que, a pesar de tanto batacazo con los políticos, llenan todavía con fervor democrático “franciscano” pasillos y aulas escolares y hacen filas bajo sol, la lluvia, el calor o el frío para ejercer ese sagrado derecho del sufragio, sea en elecciones nacionales o en unas primarias partidistas como las del domingo?
Por eso aunque duras, fuertes y graves, las palabras del ahora candidato, su alerta, su denuncia, su mortificada reacción se justifican a plenitud.
Bajo ninguna circunstancia se debe permitir que la menor sombra de duda cubra un evento electoral como este.
El día que dejemos pasar incidentes como estos como moneda de curso, el día que nos “hagamos los rusos”, el día que le hagamos la “masa aguada” a quienes los protagonizan, el día que, como a los vecinos, les llenan las urnas cada noche de las votaciones, para justificar mamarrachos electorales, sin derecho a “decir ni pío”, ese día este país estará echando una buena palada a una libertad fundamental.
Punto final-En la venturosa era de Google analytics, pifia tecnológica mayúscula del partido que dejó un proceso clave a expensas de un sistema arcaico.