“Si la oposición, mediante una eficaz campaña y una contundente convocatoria, le imprime carácter plebiscitario para precipitar la renuncia de quien la sugiere, entonces — sólo entonces y acaso — valdría la pena arriesgar el capital político acumulado durante estas jornadas de insurgencia ciudadana contra el golpe de Estado judicial y sus perpetradores”, destaca el diario El Nacional de Caracas en su principal editorial en medio de la convulsión que reina en Venezuela con disturbios en todo el país.

La oposición alista una marcha nacional contra el régimen de Nicolás Maduro para el próximo 19 de abril tras una violenta Semana Santa con manifestaciones, disturbios, choques, saqueos y al menos seis muertes atribuidas a bandas paramilitares chavistas.

“Que este #19A sea el punto de partida de la mayor presión que se haya hecho contra la dictadura. Desbordemos Venezuela”, dice la convocatoria tras una semana de violentos choques en distintas ciudades, con saqueos en Los Teques, y al menos cinco muertes.

No caer en la cáscara de Maduro

“Ayer, en este espacio –dice el diario– adelantamos algunos puntos de vista sobre un tema que, sin querer queriendo, ha devenido en principal bandera de las protestas que, a pesar de bombazos de altura, perdigonazos y balazos prodigados a discreción por la policía y la guardia (nacionales, bolivarianas y pretorianas, ambas) contra la ciudadanía indefensa, están floreciendo en lo que algún opinador podría calificar, metafóricamente y echando mano de una frase tópica, de “primavera venezolana” —quizá, en lugar de encomillado, convenga usar signos de interrogación —, en alusión a este nuevo abril, aparente reedición de la rebeldía que, tres lustros atrás, desplazó fugazmente del poder al culpable, y no es un bolero, de todos estos males, tormentos, angustias y quebrantos que ahora padecemos”.

“Nos referimos a las elecciones, ese mecanismo constitucional de alternancia escamotado por Maduro que, ahora, cual caramelito de cianuro, lo ofrece sibilinamente a la nación que mayoritariamente le repudia. “Las elecciones de Maduro” titulamos ese editorial y lo hicimos con la deliberada intención de alertar a quienes, motivados por el hartazgo y la desesperación, pueden pisar esa concha de mango que ya Chávez utilizó con eficacia cada vez que las circunstancias lo apremiaban. Maduro no es Chávez, aunque intente duplicarlo con sobreactuadas imitaciones y una manipulación vocal que delata su impostura, pero tiene tras suyo los mismos áulicos habaneros, de modo que cuando adelanta la posibilidad de medirse en una contienda comicial que ya ha perdido importancia lo hace con la misma flauta duerme culebras e idéntica finalidad con las que embarcó a la MUD, a sabiendas de que naufragaría, en la nave del diálogo; pero, si la oposición, mediante una eficaz campaña y una contundente convocatoria, le imprime carácter plebiscitario para precipitar la renuncia de quien la sugiere, entonces — sólo entonces y acaso — valdría la pena arriesgar el capital político acumulado durante estas jornadas de insurgencia ciudadana contra el golpe de Estado judicial y sus perpetradores”, sostiene El Nacional.