De un hospicio de huérfanos a un doctorado en París

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Edgar Fonseca, editor PuroPeriodismo.com

“Me asombro, hoy, al ver cómo hace 67 años salí de un hogar de pobreza extrema en El Molino de la Fortuna de San Carlos, pues mi padre era peón estacionario y mi madre ama de casa y llegué a un hospicio de huérfanos, cuando la muerte de mi madre”, narra,  en una vivencia testimonial, el veterano comunicador, doctor Luis Montoya Salas, exdirector de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva de la UCR.

Montoya Salas, quien reside en Upala, hizo este relato en su cuenta Facebook en dos posts recién divulgados. El más reciente bajo el título: Historias de vida, circunstancias del tiempo.

“Mucho años más tarde, como Director de la Maestría en Comunicación de la UPAZ y luego de la ECCC viajé a A.L. USA. y Europa, donde obtuve un doctorado en Comunicación en la Universidad de Villetaneuse, París”.

“No tengo explicación objetiva para esta trayectoria de vida, sólo la compasión del Ser Supremo Universal….”, dice.

Su primer cumpleaños

En un primer post divulgado el 28 de mayo a las 12:11 contó: “Tendría unos 8 años de edad y 4 de internado en el Hospicio de Huérfanos. Sucedió un 26 de mayo de 1954. Miento, si digo que recuerdo el día preciso. Lo obtuve por deducción con operaciones aritméticas sencillas.Lo que sí recuerdo como si fuera hoy a las 3 de la tarde (recuerden que, después de Einstein, el tiempo es relativo) es a una monja entregándome una bolsa de confites como celebración de cumpleaños”.
“Esta sorpresa no se volvería a repetir sino hasta 20 años después. Porque ese año, llegó una madre superiora procedente de Guatemala, Sor María Leche económicamente pudiente y acostumbrada a celebrar los cumpleaños, las festividades navideñas, el santoral de la Medalla Milagrosa, de la Virgen Poderosa, de San Vicente de Paúl y de Santa Catalina de Marillac. Esos días, la rutina alimentaria cambiaba, radicalmente. En lugar del tamal de masa acompañado con leche en polvo disuelta en agua para el desayuno nos servían pan tostado con mantequilla y jugo de naranja. Y al almuerzo, arroz con pollo y papas y ensalada, en lugar del “arroz guacho” con frijoles y el tamal de masa en forma de rueda”, dice.
“Hoy, cuando miro hacia atrás y caigo en la cuenta de cuántos recuerdos almacena mi memoria me felicito y agradezco al Dador de Vida Eterna. Y comprendo el significado de los saludos cumpleañeros. Pues cada saludo le suma, al menos un minuto de vida a mis años. Así, si recibo 200 saludos, pues sumen los minutos de vida por año que obtengo”, apunta.
“Moraleja. Sin pereza alguna, a partir de hoy y durante los próximos 30 años enviaré saludos de reciprocidad a mis amigos cumpleañeros. Felicidades en tú cumpleaños, para quienes ya cumplieron…..”, agrega.