El personalismo político…

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Juan Ramón Rojas, periodista * 

Parecía una persona más inteligente. Se ha aferrado una y otra vez a la candidatura presidencial hasta llevar al partido al punto de la extinción, como seguramente sucederá a partir del 2018. Le ha cerrado la puerta a nuevas figuras que pudieron dar un rumbo más flexible, menos ortodoxo, a este grupo político. El último asalto fue este domingo, con “conquista” de una quinta candidatura presidencial, salida de los pocos que acudieron a votar en su “convención”. ¿Pretenderá que alguien lo tome en serio?

Ni de lejos he sido simpatizante del Movimiento Libertario, pero sí puedo admitir que cuando surgió, hace unos 20 años, proponía una visión crítica del quehacer político de los partidos tradicionales. Poco a poco se mostró como el más acomodado de todos, por decir lo menos. ¿Qué hubiera sucedido de llegar al poder? Ni pensarlo. Uno más de los que usufrutuan de la vida política nacional, y sueña con seguirlo haciendo. Ahora se desliza –junto con lo poco que queda de su partido- hacia lo más oscuro de su vida política, se desnuda tal como lo que es. ¿Por qué una nueva candidatura? Solo él y un cada vez más reducido grupo de incondicionales lo sabrá, pero los electores es posible que lo tengan más claro.

Ser inteligente es también saber cuándo se debe dar un paso al costado y dejar el espacio libre a nuevas figuras. Es algo básico, elemental. Saber que nadie es indispensable en esta vida, y más cuando se ha fracasado, una y otra vez, en un mismo proyecto, en una aspiración presidencial, como en este caso. Apartarse antes de que la historia se haga cargo de hacerlo. Y lo hará dejando solo malos recuerdos.