Edgar Fonseca, editor PuroPeriodismo.com
¿Qué le cobran sus propios electores al PAC?
¿Por qué la desolación de las escuelas y colegios ayer en su convención?
¿Por qué el silencio en las calles, salvo la pasarela sabatina del avenidazo, en recuerdo de las “marchas de la alegría” de hace cuatro años?
¿Se convierte esa gélida reacción pública en un primer juicio por el que pasa el gobierno?
¿Por qué ni siquiera un gesto populachero en un bar, horas antes de la convención, persuadió a sus correligionarios a acudir a las urnas?
Estas y otras tantas preguntas debieron pulular a lo largo de su campaña primaria, y, sobre todo ayer domingo, en medio del ausentismo manifiesto en un acto electoral que pasó inadvertido, sin pena ni gloria.
Un acto que evidenció el desencanto, la decepción y la desilusión que arrastra la primera administración del PAC tras romper la hegemonía bipartidista de 30 años en 2014.
Algunas respuestas a esas interrogantes están bien frescas en la memoria de la opinión pública:
- el costoso acomodo de esta administración, que casi necesitó de tres años de “curva de aprendizaje”
- la clarísima ausencia de una “hoja de ruta”, esencial para guiar al país
- el colapso de las relaciones políticas desde Casa Presidencial que careció de un enlace de peso para darle fluidez y viabilidad a su gestión
- la implosión de su fracción parlamentaria, minoritaria, que naufragó al vaivén de afanes ignotos; que renegó de su fundador y dejó solo al gobernante
- el cogobierno inicial con el extremismo frenteamplista y la imposición, contra viento y marea, de una agenda sin sopesar las consecuencias con el resto de actores y de agentes sociales. El pacto del Melico fue funesto.
Está muy fresco, también, el zigzagueo oficialista ante decisiones fiscales cruciales que hicieron que este gobierno, coaccionado por extremistas y gremios, desperdiciara, por gestos populistas, momentos políticos clave para dar saltos cualitativos, fundamentales y alejar al país de una debacle como la que nos advierten las más respetables instituciones internacionales o reconocidos expertos locales.
Por eso, a pesar del frenético y multimillonario gasto propagandístico en que nada el gobierno, no es fácil engatusar a la gente.
Esa convención vacía de ayer, ciertamente es un primer juicio a la administración, y un portazo a sus aspirantes, uno de ellos, el ungido, repitiendo como su mensaje de batalla que “el cambio” no ha acabado, y la gente preguntándose, ¿de qué estás hablando?
Punto final-Cayó el telón del FIA 2017. Tras el fiasco de hace dos años, la administración se lavó la cara “con agua y jabón”. El FIA, a punto de alcanzar 20 años, es un evento de sello nacional. No tiene dueño. Ni gobierno ni partido. Es un eslabón de esa apuesta histórica del país por el impulso a la cultura y las artes…Una respetuosa instancia al Ministerio de Cultura y al Departamento de Patrimonio Histórico: así como hicieron con el Hotel Costa Rica, intervenir de inmediato para que el majestuoso edificio del viejo colegio Sión, se salve de cualquier atentado urbanístico ahora que inició la construcción del nuevo edificio legislativo. Debe ser el próximo gran museo histórico en ese neurálgico circuito de Cuesta de Moras.