Puerto Rico está a días -y tal vez horas- de encarar una crisis social mayor, porque la cadena de suministro de combustible ha colapsado, lo que impide desde la reapertura de los supermercados y restaurantes hasta que los contratistas reclutados por el Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP) para despejar y reparar las carreteras puedan hacer sus labores. denuncia este miércoles el diario El Nuevo Día de San Juan.
El caos es de tal magnitud –agrega– que la fiscal federal Rosa Emilia Rodríguez se trasladó hasta las instalaciones de Puma Energy en Cataño para identificar qué impedía la salida del combustible. Rodríguez forma parte de un equipo de oficiales federales que se unieron para reforzar la seguridad del país durante la emergencia.
Además, luego de que las empresas navieras reanudaran sus operaciones, la carga marítima que ha llegado a Puerto Rico no ha podido despacharse porque no hay camiones suficientes para sacar la mercancía de los muelles, lo que, a su vez, retrasa la respuesta de emergencia de todo el gobierno y de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés), dice El Nuevo Día.
Ayer, las principales organizaciones del sector privado, entre ellas, la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos (MIDA) y la Asociación de Restaurantes, alertaron al gobierno acerca de la posibilidad de que se dañen millones de libras de alimentos refrigerados. Por la falta de electricidad, los distribuidores de alimentos y establecimientos de comida necesitan combustible para que los generadores de energía funcionen.