Vladimir de la Cruz, analista
El escenario de los partidos Restauración Nacional y Acción Ciudadana, como finalistas, pone al electorado en la disyuntiva de apoyar un proyecto de características religiosas atrevido, osado, desafiante, por su naturaleza no católica, con una población mayoritariamente católica, o de apoyar un partido de gobierno, que no está bien visto en esta etapa final por el electorado. Es una definición que adquiere las características de conservadurismo versus progresismo, de fanatismo religioso versus liberalismo político, de fanatismo religioso rayando en un Estado fundamentalista evangélico contra el liberalismo clásico anticlerical del siglo XIX, de posiciones anti todo lo que vaya contra los “preceptos” bíblicos y la misma Biblia, contra los libertinos, es la sensación de que puede llegar una talibanismo evangélico recalcitrante al Ejecutivo Nacional. Solo falta que se proclame un Santo Oficio por parte del Partido y de los partidarios extremos y fanatizados del Partido Restauración Nacional.
Es la disyuntiva también de mantener un Estado de características liberales, de ejercicio cada vez más amplio de libertades y derechos humanos, de respeto a conductas y derechos de ciudadanos que son minorías, o de impedirlas, restringirlas y hasta de reprimirlas brutalmente, con castigos bíblicos, como se han manifestado partidarios de Fabricio Alvarado, pidiendo “pena de muerte” contra opositores y gays.
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