- Un campesino impotente refleja la angustia y la tragedia tras el desastre del volcán de Fuego en Escuintla, Guatemala
- Perdió a toda su familia y se pregunta: ¿y cómo hago para llorar
- Al menos 65 muertes tras devastadora erupción
Especial del diario Prensa Libre, Ciudad Guatemala/Foto Estuardo Paredes
-Inés no llora. Quiere, pero no puede. Se frota los ojos con fuerza como intentando abrir un agujero que saque el dolor que siente. Está confundido, observa las toneladas de arena que cubren su casa, su mamá, su esposa, sus hijos, sus nietos, su vida.
En medio de una postal devastadora, lo más parecido a una zona de guerra, Inés reconoce un árbol y una pared vecina de donde vivía su familia. Señala una lámina y asegura que su esposa e hijos están bajo los escombros. Voltea y señala un tumulto de arena. “Ahí está el resto de mi familia”, dice.
“¿Y cómo hiciera yo para llorar? Tengo muy duro mi corazón”, dice. La única manera de llorar es ver a su familia.Quiere ver los cuerpos para darles el último adiós. Espera. Camina un rato. Espera. Mete las manos en el pantalón y voltea a ver hacia el volcán como esperando una respuesta a la tragedia.
Ver informe especial diario Prensa Libre, Ciudad Guatemala
- Cifras del drama: un millón 702 mil 136 daminificados, tres mil 271 evacuados, tres mil 271 personas atentidas, mil 916 albergados, 46 heridos y un puente destruido.