Uber llegó para quedarse

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Edgar Fonseca, editor

Cuando el servicio llega puntual, inmediato,  adonde usted lo requiera.

Cuando ese servicio se multiplica sin importar las jornadas.

Cuando sus tarifas se vuelven mucho más atractivas.

Cuando son decenas de miles de usuarios, sin diferencia de estratos, los que encuentran mayores facilidades al requerirlo.

Cuando las nuevas generaciones lo tienen como su preferido a un click de la aplicación del celular.

Como tienen aplicaciones para sus trámites bancarios, médicos, educativos, gastronómicos o de entretenimiento.

En fin, cuando esas opciones se vuelven parte de la cotidianidad,  es un tanto riesgosa, ilusa, engañosa, la estrategia del gobierno –amedrentado por los bloqueos– de crear falsas expectativas con un gremio y  amenazar con perseguir una nueva alternativa de transporte en el país, de paso, una sentida fuente adicional de empleos.

Riesgosa porque asumen acuerdos bajo la arbitrariedad de las parálisis de vías –en el reino de los congestionamientos– sin poner ni ley ni orden entre los causantes del caos. Conversan bajo coacción y amenaza. Dialogan bajo chantaje.

Y es ilusa y engañosa, porque, salvo que a este gobierno le interese fomentar un inconveniente ambiente de inseguridad jurídica para la inversión internacional en el país, sabe que no podrá impedir la presencia de un plataforma tecnológica global de transporte como Uber.

Uber, aunque muchos no quieran entenderlo, llegó para quedarse como tantas otras herramientas que esta bendita era globalizante le ofrece  a las presentes y futuras generaciones.

Son parte de nuestra vivencia.

No quiere decir que se condene a los demás operadores de transporte público.

Pero deben entender que el usuario tiene derecho a escoger e inclinarse por aquellas opciones más razonables en calidad y costo.

¿Lo estarán suministrando las casas tradicionales?

¿Por qué el usuario se ha llegado a identificar tan de lleno con la nueva oferta?

¿Qué ha hecho que, a pesar de tanta arbitrariedad, el usuario no desista de acudir a la nueva plataforma?

Esas y otras preguntas deberían tratan de esclarecerlas las autoridades de transporte, antes de lanzar brigadas de oficiales en una peligrosa “cacería de brujas” contra  un servicio que es parte de una muy sana competencia y de un irreversible entorno tecnológico.

Predicción espeluznante-El director del OIJ admite impotente –casi que dando por perdida la batalla ante las mafias criminales–  que al ritmo que lleva la ola de homicidios por ajustes narco, el país se codeará en 2025 con los niveles de violencia que hoy azotan a México. He ahí un reto institucional mayúsculo para la sobrevivencia del Estado de derecho.