Abrirán celulares de sospechoso de muerte de española en Tortuguero

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Edgar Fonseca, editor/Foto diario El País, Madrid

Dos teléfonos celulares decomisados en el domicilio de un nicaragüense de apellido Díaz, único sospechoso de la muerte de la turista española Arantxa Gutiérrez López de 31 años, perpetrado el sábado tres de agosto en un sendero de Barra del Tortuguero, serán abiertos mañana martes por especialistas informáticos, confirmó el Ministerio Púbico.

Según el informe, los celulares fueron decomisados el viernes en horas de la mañana, durante un allanamiento en el domicilio del sospechoso. Las autoridades también requisaron prendas de vestir y prueba calificada oficialmente como “importante” en el caso.

La Fiscalía coordinó para que la Sección de Delitos Informáticos del Organismo de Investigación Judicial realice, mañana 14 de agosto, la apertura de los móviles incautados, dijo Daniel Quesada, portavoz de la Fiscalía.

“Esta mañana, dirigió allanamiento en la casa del imputado, en Tortuguero; se decomisó prueba importante”, ratificó un tuit de la Fiscalía ele viernes.

Quesada agregó que la Fiscalía Adjunta de Pococí continúa la investigación con la recolección y análisis de pruebas.

En una audiencia de apelación, programada para el próximo 16 de agosto, la Fiscalía reiterará la solicitud de prisión preventiva contra el sospechoso Díaz.

La audiencia se realizará ante el Tribunal Penal de Pococí, a las 7:15 a.m.

Este individuo, apresado inicialmente, fue puesto a la orden de autoridades migratorias por permanencia irregular suya en el territorio nacional. Debería estar bajo custodia al menos 30 días.

 

 

Volcada al cuido de pacientes con males neurológicos

Un perfil de Arantxa Gutiérrez del diario El País de Madrid destaca que sus conocidos la recuerdan como una fisioterapeuta volcada al cuido de pacientes con males neurológicos.

Arancha estaba terminando un máster de osteopatía y había hecho varios cursos para especializarse, sobre todo en enfermedades neurológicas, enfermedades poco conocidas y en el cuidado de personas mayores. También impartió clases de pilates, le gustaba la meditación y le obsesionaban el deporte y la vida saludable. De hecho, el día en que la asesinaron había salido a correr temprano. “Lo que le ha pasado es muy injusto y genera mucha rabia, pero debemos olvidar y pensar en cómo ella querría que reaccionáramos y olvidar”, comenta una conocida próxima a Arancha, cita El País.