Edgar Fonseca, editor
El servicio ininterrumpido de combustibles no es esencial para la vida productiva del país.
No hubo sabotaje alguno.
Jamás se debe limitar el derecho a la huelga en un servicio público clave.
Y, en resumidas cuentas, por ese movimiento no hubo mayor afectación pública.
Claro que causa alarma e indignación pública la decisión que declara legal la huelga decretada por los dirigentes sindicales en Recope.
Fue precisamente en esa entidad, vital para la normalidad productiva del país, donde se concentraron algunas de las acciones más graves de la fracasada “huelga nacional”.
Recope fue, desde el primer momento, un evidente objetivo del ataque de dichos dirigentes, de los huelguistas y de los manifestantes más violentos.
La firme posición del Gobierno y la crucial acción policial, junto al repudio público nacional, impidieron que el país se viera sometido a una gravísima paralización de sus servicios como la pretendían todos ellos.
El tribunal que declara legal el movimiento… estaba al otro lado del mundo para esas aciagas fechas.
No sintieron estos jueces las congojas de miles de consumidores, cuando recorrían desesperados en búsqueda de gasolineras que les suministraran servicio al darse escasez en algunos sectores urbanos y rurales.
No supieron de las acciones titánicas de las autoridades y de honorables empleados de Recope –que no se plegaron a aquel desmadre–, para garantizar servicio a pesar de los bloqueos en Moín, Ochomogo, La Garita o Barranca; a pesar de las amenazas, a pesar de las agresiones, a pesar de toda aquella ola de vandalismo.
No se dieron cuenta de los atentados que, a juzgar por sus razonamientos, fueron obra de “fantasmas” contra el poliducto y otros bienes. Acciones nunca antes vistas y que pusieron en riesgo a miles de personas.
De nada de ello se enteraron.
Por poco y ofrecen disculpas públicas a los promotores de toda aquella intentona desestabilizadora que sumió al país en uno de los periodos más convulsos de tiempos recientes.
Por poco y los instan a reconvocar tan censurables acciones.
La huelga en Recope, retuerce tal razonamiento, fue pacífica a rechinar. La zozobra de aquellos momentos un invento…
La opinión pública observa perpleja las decisiones que un día u otro emanan desde el ámbito judicial.
La decisión de este tribunal es desafortunada.
Toda la arbitrariedad ejecutada contra Recope para colapsar al país queda impune.