- Tras la rebelión ciudadana de abril anterior, al menos 500 nicaragüenses permanecen presos acusados bajo cargos de terrorismo y otros delitos políticos por haber participado de la revuelta que tiene contra las cuerdas al régimen de Ortega. Decenas de ellos están aislados en la temida cárcel de El Chipote, Managua, relata un informe de El Nuevo Diario
Edgar Fonseca, editor
A pesar que todos tienen derecho a visita, en realidad es un privilegio que está al arbitrio de los policías, denuncia el diario.
Hay varias listas, en una nombran al detenido que “se portó mal”, agrega.
Un familiar puede pasar horas esperando para recibir al final la noticia que su ser querido no fue “cooperativo” y no tiene derecho a la visita.
Si reclamó por algo, no tiene visita.
Si en el portón el familiar hizo reclamos a los guardas, no le dan la visita.
Si el familiar no fue obediente, no tiene visita.
Si se aglomeran en la entrada, puede castigar a varios y no les dan la visita.
Si al momento de llamarlo el familiar no está de inmediato, se queda sin visita.
Una inspectora, que permanece en la puerta, grita groserías a los visitantes. Los pone a hacer fila y si alguien no está allí, lo trata de animal para abajo y sólo basta un telefonazo para cortarle la visita a algún detenido.