Jerarca de Seguridad cauteloso con baja en homicidios/Desafiante fenómeno criminal requiere respuesta integral

325

Edgar Fonseca, editor

Cauteloso se muestra el Ministro de Seguridad, Michael Soto, tras la leve baja en homicidios, registrada en 2018.

Aunque reconoce la relevancia de la disminución, Soto no lanza las campanas al vuelo, ni se atreve a vaticinar proyecciones para final de año o de la administración.

Las autoridades proyectaban cerrar el año anterior con un récord de 645 casos de homicidios, finalmente se registraron 587, cifra menor a los 603 registrados en 2017, el año más violento en incidencia de hechos de esta naturaleza.

Y, por primera vez, desde 2012, se contuvo el incremento en la tasa de homicidios

La leve merma, 3%, hace pensar al jerarca de Seguridad que se trata del resultado de acciones conjuntas de los distintos cuerpos de seguridad, policiales y de investigación.

Pero no se atrevió, en una conversación con este editor el viernes anterior –escasas horas después de la triple muerte de presuntos delincuentes en el fallido asalto en el BAC de Coronado– a vaticinar una proyección de mayor disminución para fin de año.

Sería irresponsable pronosticar, advirtió, ni con miras al fin de año ni como meta de la administración.

Detalló, no  obstante, que de la cifra de homicidios registrados el año anterior, bajaron los vinculados a ajustes de cuentas, particularmente entre bandas ligadas al narcotráfico.

En 2017, el 50% de los homicidios fueron vinculados a ese tipo de ajustes, el año anterior la cifra bajó a 43%. Cree que la estrategia de enfrentar por zonas y horas de mayor conflictividad contribuye a reducir la incidencia de tales sucesos.

La meta es también disminuir robos y asaltos.

Ataque integral

Con sus 25 años de trayectoria en funciones policiales, la más reciente etapa suya como director de Investigaciones Criminales del Organismo de investigación Judicial, Soto prometió redoblar el trabajo conjunto interinstitucional en busca de reducir las tasas de criminalidad que sufre el país.

Insistió que el combate del fenómeno no se limita a la acción policial, sino que, como ocurrió en el caso de Medellín, Colombia, que pasó de ser la capital mundial del crimen de los años setenta a una drástica reducción en sus recientes índices delictivos, sobre todo de homicidios, se requiere de una vasta acción pública-social.

En el caso de la ciudad colombiana, Soto evidenció que, junto a la misión policial, el Estado le ha apostado a una millonaria inversión en programas público sociales, de sitios de entretenimiento, esparcimiento, deportivos, parques, y de combate del desempleo y de la pobreza. Se trata de una respuesta multisectorial a un fenómeno con variedad de causas, aseveró.

Enfatizó que su experiencia no es política, sino policial, y que es “realista” para enfrentar el mal delictivo, catalogado por la ciudadanía como uno de sus mayores problemas, se necesita de esfuerzos interinstitucionales integrales, parecidos al de la ciudad colombiana.

El jerarca de Seguridad cree que aún es prematuro estimar que el programa Sembremos Seguridad impulsado por la presente administración ya esté rindiendo frutos. Su expectativa de resultados es más de mediano y largo plazo.

Apoyo externo

Informes oficiales de EE.UU. consignan que Costa Rica es el tercer país en el hemisferio como punto de trasiego de cargamentos de drogas hacia Norteamérica.

Costa Rica ocupa el tercer lugar más alto en el hemisferio occidental para el transbordo de cocaína. Un problema que se limitaba principalmente a embarcaciones rápidas que operaban a kilómetros de la costa, el tráfico de drogas se ha transformado en una proliferación de pistas aéreas ilegales, operaciones de almacenamiento, redes de tráfico de tierras y tráfico de contenedores contaminado, ratifica el más reciente reporte de la Oficina de Control Internacional de Narcóticos (Bureau of International Narcotics and Law Enforcement Affairs INL).

La delincuencia en el país, relacionada con el aumento de la actividad de drogas, ha experimentado un marcado aumento con la tasa nacional de asesinatos alcanzando un récord de 11.8 por 100.000 en 2016 (579 homicidios en este país de aproximadamente cinco millones de personas). En las áreas litorales vulnerables, la tasa ha aumentado a más de 26 por 100.000, detalla dicho informe.

El ministro Soto reconoció la importancia del patrullaje conjunto marítimo con naves estadounidenses en el Pacífico para enfrentar esta amenaza.

Destacó el respaldo del gobierno norteamericano c0n patrulleras, helicópteros, un avión radar y la capacitación al personal costarricense para las operaciones de choque contra las bandas internacionales que mueven, vía marítima, toneladas de droga anualmente hacia EE.UU.

En el caso de Colombia, el país recibe capacitación para enfrentar ola delictiva. Se trata de tropicalizar las experiencias, dijo el ministro.