Edgar Fonseca, editor
Un sacerdote de apellido Guevara, fue detenido esta mañana en Heredia y se le investiga como sospechoso del presunto delito de abuso sexual contra persona menor de edad, informó la Fiscalía.
La Fiscalía del II Circuito Judicial de San José confirmó que la detención se llevó a cabo a las 10:50 a. m.
El imputado fue arrestado en las afueras de una casa de habitación en Heredia centro.
Esta tarde se procederá a tomarle la declaración indagatoria. Posteriormente, se analizará la posibilidad de solicitar contra él medidas cautelares, informó el ente fiscal.
Dicha causa se abrió el pasado lunes 25 de febrero a raíz de una denuncia interpuesta en contra de Guevara.
El caso –según la Fiscalía– se encuentra en la fase preparatoria de la investigación, la cual es privada para terceras personas, según el artículo 295 del Código Procesal Penal.
La detención se dio horas después de que la Arquidiócesis de San José anunció que separó a Guevara de su función sacerdotal en Santo Domingo de Heredia y remitió su caso a Roma.
Guevara, de 52 años, fue removido de sus funciones ante una denuncia canónica por supuestos comportamientos inadecuados contra un menor, hecho que investigan autoridades eclesiásticas.
“Por respeto a la persona denunciante y al proceso de investigación, no podemos ahondar en otros detalles”, consignó un comunicado de prensa de la Arquidiócesis de San José
“La Arquidiócesis de San José manifiesta de manera firme y contundente su compromiso de investigar la verdad ante cualquier denuncia”, añadió la versión oficial de la iglesia.
Se trata del más reciente caso de hechos de estas naturaleza que trasciende en medio de la controversia por otra denuncia penal que se planteó contra un sacerdote de apellido Víquez, por presuntos abusos contra un menor cuando era monaguillo en las parroquias de Tres Ríos y Patarrá, Desamparados.
Abrupta partida
En el caso del sacerdote Guevara, el sitio Facebook de la parroquia de dicha comunidad herediana confirmó su “abrupta partida”.
“El Padre … Guevara ya no está en la Parroquia de Santo Domingo, se ha marchado para atender responsabilidades personales”, cita un post de la parroquia del 23 de febrero.
“Agradece la experiencia pastoral y de fraternidad de la Comunidad Domingüeña, pide ser disculpado por la abrupta partida, pero no podía ser de otra manera, agradece la comprensión de todos los agentes de pastoral”, añade el mensaje. 28″Y manifiesta la bendición que fue la Comunidad para él, lo mismo en este tiempo, donde su salud ha venido quebrantada y de cuidado, pero con un apoyo de todos que le ha infundido ánimo necesario para seguir adelante”, añade el post.
“Se despide encomendándonos en sus oraciones y pidiendo que lo tengamos en las nuestras”, concluye la comunicación.
En medio de controversia
La sanción de por vida, que le impide ejercer el sacerdocio, fue dispuesta y anunciada por el Tribunal Provincial Eclesiástico de Costa Rica.
El anuncio lo hizo ante la prensa Jason Granados, portavoz de la Curia Metropolitana de San José.
La medida fue avalada por las autoridades del Vaticano.
Víquez salió del país el 7 de enero y al parecer se encuentra en México.
“Impóngase al reverendo padre… sacerdote de la arquidiócesis de San José, pena perpetua y expiatoria de expulsión del estado clerical”, consigna la resolución eclesial.
A Víquez el tribunal eclesial lo investigó por dos denuncias canónicas de supuestos abusos contra dos menores que sirvieron como sus monaguillos en Tres Ríos y Patarrá.
Solo una de las denuncias, interpuesta por una persona de apellido Rodríguez, fue a la jurisdicción penal.
Otra denuncia de una persona de apellido Venegas se limitó al ámbito de la iglesia.
El 9 de febrero el Juzgado Penal de Desamparados dictó orden de captura internacional en su contra.
El portavoz de la Curia dijo desconocer dónde estaría Víquez.
“No se sabe nada de él todavía.”, respondió el vocero Granados.
“La posición que ha tenido la Iglesia es que dé la cara, que se entregue”, insistió sobre el sacerdote acusado.
Con transparencia
“Se comprueba que ambos fueron víctimas. Se ha actuado con total transparencia, serenidad y sinceridad. La iglesia se solidariza con ambas víctimas”, expresó.
“Las denuncias canónicas –dijo– se conocieron el año pasado.Desde el 2003 lo que había era una queja, no una denuncia”.
“La denuncia –agregó– nunca se había interpuesto hasta el año pasado”.
“Queda demostrado que nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario”, puntualizó Granados .
“En el derecho canónico –agregó– pasa lo mismo, siempre las víctimas se han atendido y se han escuchado. Damos por concluido este proceso”, enfatizó.