Edgar Fonseca, editor/Foto Confidencial, Managua
El plazo de los 90 días para liberar a casi 800 presos políticos en Nicaragua, “fue una oferta hecha por Ortega y aceptada por la OEA, y que la Alianza no podía modificar ni rechazar, pero en realidad esto confirma la existencia de una negociación sometida al chantaje de la fuerza, como resultado de la disparidad política que existe entre las partes”, sostiene el periodista Carlos Fernando Chamorro, director de Confidencial y exilado en San José.
“Ciertamente –dice– hay urgencia por alcanzar un acuerdo político lo más pronto posible, pero no cualquier salida precipitada para someterse a los términos actuales del chantaje de Ortega, o a los intereses de la presión externa, sino un acuerdo político de fondo, para reconstruir y refundar la democracia”.
“Un acuerdo, con o sin Ortega y Murillo, que además de reformas electorales y elecciones libres, conduzca a desarmar a los paramilitares, eliminar la ley del terrorismo, y establecer el control de la Policía bajo una nueva instancia, fuera del control del presidente Ortega. Y para llegar a este arreglo político o acuerdo nacional en un plazo corto, hoy se requiere ejercer máxima presión cívica del pueblo en las calles, liderado por los presos políticos liberados, acompañados con máxima presión diplomática y económica internacional”, advierte Chamorro.
Ver: Sí a la salida democrática, no a un país ingobernable, Confidencial, Managua