Niños suecos salvan a Monteverde con ventas de galletas de jengibre y chocolate

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Edgar Fonseca, editor/

El Bosque Eterno de los Niños de Costa Rica, la reserva privada más grande y más protegida de este país convertido en el paradigma mundial del respeto al medio ambiente y la sostenibilidad, existe desde 1988 gracias al sueño y al esfuerzo de escolares de nueve años del colegio rural Fagerviks, en la pequeña ciudad de Sorunda, al sur de Estocolmo, destaca un informe de El País, Madrid.

Mucho antes de que se implementara la Ecología en el sistema educativo público sueco –agrega el diario– los pequeños decidieron hornear galletas caseras de jengibre y chocolate para venderlas y así poder comprar y proteger los amenazados bosques tropicales de Costa Rica.

La superficie original del Bosque Eterno de los Niños ha ido creciendo hasta llegar a las casi 25.600 hectáreas que ocupa hoy la reserva privada más grande de Costa Rica gracias a la rápida difusión que obtuvo esta iniciativa, que demostró que algunas utopías sí podían llegar a hacerse realidad, amplía El País.

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