Edgar Fonseca, editor/Fotos Twitter Michael Soto, Ministro de Seguridad
El desafío de las “maras” en Honduras y la región y las acciones oficiales para neutralizarlas fue parte de lo que el Ministro de Seguridad Pública, Michael Soto, trató en una reciente gira a dicho país donde visitó la cárcel de máxima seguridad El Porvenir en el departamento Francisco Morazán, zona central.
“Visité el centro penitenciario El Porvenir en Honduras, cárcel de máxima seguridad especializado para maras”, destacó el ministro Soto en una seguidilla de tuits.
En las dos cárceles de máxima seguridad de Honduras, El Pozo I y El Pozo II, los pandilleros permanecen encerrados las 24 horas. Solo tienen derecho a salir de sus celdas una hora al día, destaca un reciente informe del diario
La Vanguardia de Barcelona.
Los detenidos –según el diario– permanecen “bajo un estricto régimen de seguridad”, en celdas de dos por dos metros, puertas blindadas con una pequeña ventana de vidrio blindado y duermen en camas de cemento con colchonetas.
Los pandilleros permanecen 23 horas en sus celdas y salen a un espacio acondicionado con láminas para que reciban sol durante una hora, pero “no tienen ningún tipo de contacto visual con el exterior y desconocen las horas del día”, consignó el diario.
Los de mínima peligrosos permanecen en El Porvenir, el centro visitado por el ministro Soto.
Dicha cárcel fue inaugurada en 2015. Tiene capacidad para albergar 1.800 presos.
Aprendemos cómo evitar este fenómeno en nuestro país
De su visita al presidio El Porvenir, el ministro Soto dijo que observó estrategias de manejo.
“Aquí aprendemos cómo evitar que este fenómeno criminal afecte nuestro país”, dijo.
El objetivo de la visita, dijo, fue conocer las estrategias, mecanismos y políticas usadas por un país que se ha visto tan afectado por pandillas durante muchos años.
“Aquí aprendemos como evitar que este fenómeno criminal afecte nuestro país”, afirmó Soto quien acompañó sus tuits con imágenes de su visita donde se le nota custodiado por al menos un soldado armado de fusil mientras caminaba junto a elevadas paredes y alambradas del penal.
“Hicimos un recorrido por las instalaciones y los diferentes módulos, así como una explicación detallada de su funcionamiento y las metodologías usadas para manejo de las pandillas”, dijo el jerarca.
También realizó un sobrevuelo por todo el centro penitenciario acompañado por el viceministro de Seguridad de Honduras.
“Unidos entre los países podremos luchar contra el crimen transnacional que afecta nuestra región. Gracias Honduras “por la hospitalidad y todas las facilidades”, añadió.
En Honduras hay unos 3.200 pandilleros detenidos
Según el diario La Vanguardia de Barcelona, en Honduras permanecen detenidos en cárceles de máxima seguridad unos 3.200 reos acusados de pertenecer a las pandillas “maras”.
La versión de la agencia EFE citada por dicho diario, identifica dos cárceles de alta seguridad donde los detenidos pasan encerrados 24 horas vigilados por unas 700 cámaras. A El Porvenir, agregó la versión, van los de mínima peligrosos.
Vigilados las 24 horas a través de más de 700 cámaras de seguridad permanecen los integrantes de pandillas en dos cárceles en los departamentos de Santa Bárbara (occidente) y El Paraíso (oriente), identificadas como El Pozo I y el Pozo II, según un comunicado de la Casa Presidencial de Honduras.
Estos pandilleros ordenaron crímenes, extorsiones y robos, entre otros delitos, desde el interior de las cárceles donde anteriormente estaban presos, añadió el diario.
Pero en las cárceles de máxima seguridad, estos presos viven “bajo un estricto régimen de seguridad”, en celdas de dos por dos metros, puertas blindadas con una pequeña ventana de vidrio blindado y duermen en camas de cemento con colchonetas, según el informe oficial.
Los pandilleros permanecen 23 horas en sus celdas y salen a un espacio acondicionado con láminas para que reciban sol durante una hora, pero “no tienen ningún tipo de contacto visual con el exterior y desconocen las horas del día”, consignó el diario.
Acostumbrados a lujos y comodidades, ese tipo de prisioneros han tenido que “aprender que se terminó su autogobierno y que ahora son las autoridades penitenciarias quienes tienen el control de los centros penales, donde antes ellos mandaban por encima de los controles establecidos”, agregó la versión de La Vanguardia.
Esas cárceles cuentan con módulos de máxima seguridad para que los presos cumplan sus penas de “manera efectiva y bajo un régimen de máxima seguridad, no como venía ocurriendo en años anteriores, en donde los privados hacían lo que querían”, detalló el informe.
Los reos peligrosos y pandilleros han sido enviados a cárceles de alta seguridad por orden del presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, como parte de las medidas con las que su gobierno pretende frenar la violencia y la extorsión en el país.
En las cárceles de máxima seguridad, los reos están aislados y no se les permite ningún tipo de visitas, excepto de sus defensas cuando el caso lo amerite, según las autoridades hondureñas.
Los de mínima peligrosos permanecen en el centro penitenciario de El Porvenir, departamento central de Francisco Morazán, tras ser trasladados desde las cárceles de San Pedro Sula y Santa Bárbara, ambas cerradas a finales de 2017.
El sistema penitenciario de Honduras, compuesto por una treintena de cárceles, alberga a 18.800 presos, cuando su capacidad máxima es de 8.000, y menos de la mitad de los reclusos han sido sentenciados, según cifras oficiales.
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