Política exterior de administración Alvarado “carece de estrategia”, advierte Eduardo Ulibarri

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 * Califica de “injustificado ” reciente acercamiento con régimen de Cuba, principal sostén de Maduro a quien Costa Rica no reconoce como legítimo presidente
Edgar Fonseca, editor
La gestión de política exterior de la administración Alvarado “carece de estrategia”, advierte el periodista y diplomático, Eduardo Ulibarri, quien fustigó la sorpresiva visita del canciller de Cuba, régimen “principal sostén de la dictadura en Maduro, a quien Costa Rica no reconoce como legítimo presidente”.
A punto de cumplirse el primer año de la administración Alvarado, Ulibarri, exembajador de Costa Rica en la ONU, (2010-2014), lanzó dos posts recientes en su cuenta Facebook en los que cuestionó la actual gestión de política exterior.
“Entre los mayores vacíos de esta administración está la política exterior. No se nota una estrategia, sino iniciativas aisladas, a menudo reactivas y no todas convenientes”, dijo, en un primer post, el 3 de mayo a las 8:31 p.m.
¿Qué está detrás del enamoramiento súbito de nuestro gobierno con la dictadura cubana, la más represiva y generadora de pobreza del hemisferio?, cuestionó el 4 de mayo a las 9:30 p.m.
PuroPeriodismo consultó a Ulibarri las razones de sus críticas y estas fueron sus respuestas.
Un sentido poco claro
-¿Por qué su crítica en este momento a la política exterior de la administración Alvarado?
-Esencialmente, dije que carece de estrategia. Decidí hacer el comentario al acercarse el primer año de gobierno, porque es un momento adecuado para el balance.
-¿Cuáles son, a su juicio, las mayores carencias en ese ámbito de gestión gubernamental?
-Percibo un sentido poco claro en los objetivos de política exterior, entendidos como una mezcla de valores, aspiraciones e intereses, y en cómo impulsarlos. Esto conduce a iniciativas que no siempre son congruentes, y a mensajes que pueden parecer contradictorios; por ejemplo, que el presidente reciba al Ministro de Relaciones Exteriores de un país (Cuba, algo en sí desusado, por la diferencia en rango), cuando, precisamente, el régimen cubano se ha convertido en el principal sostén de la dictadura de Maduro, a quien Costa Rica no reconoce como legítimo presidente. Esto, por decir lo menos, es una enorme contradicción, y genera confusiones entre nuestros aliados.
Líneas claras y congruencia
-Usted menciona que no se responde a una estrategia, sino a iniciativas aisladas. ¿Cuál  debería ser una  estrategia lógica?
-La sintetizo así: debe haber líneas claras de objetivos a distintos plazos,  congruencia entre ellos y las acciones que se emprende, una clara conciencia de la jerarquía de nuestras alianzas, y un cuidado extremo por no entrar en contradicciones.
Ambivalencias
-Con los conflictos de Venezuela y Nicaragua, ¿cuál es su percepción del accionar de la política exterior costarricense?
-En general es positivo. Se ha mantenido apegada a los pilares de nuestra política exterior. En el caso de Venezuela, nuestra participación en el Grupo de Lima nos ha dotado de una cierta estrategia, lo cual es bueno; sin embargo hemos tenido ambivalencias y actitudes injustificadas, como no firmar una declaración del grupo en Bogotá, que en ningún sentido contradecía lo que Costa Rica deseaba. En cuanto a Nicaragua, hemos actuado con prudencia y, a la vez, un claro sentido de nuestras responsabilidades con la democracia y los derechos humanos.
-Dada la experiencia y trayectoria del recién designado canciller Manuel Ventura, ¿cuál es su expectativa de gestión?
-Considero que don Manuel es una persona correcta y con gran conocimiento sobre los derechos humanos. En cuanto a su trayectoria, es muy prematuro para emitir un criterio. Sin embargo, hay dos hechos que me inquietan: el primero, que, a pesar de que fue el presidente quien, según dijo el canciller, decidió que no se firmara la declaración del Grupo de Lima, a él le tocó ejecutar la decisión y defenderla, con argumentos sumamente débiles; segundo, no sé cuál habrá sido su papel en el injustificado acercamiento con Cuba. Y tampoco tengo criterio formado sobre cómo estará manejando la “casa de máquinas” de la Cancillería, que es muy compleja
-¿Cuáles son ejemplos claros de decisiones de política exterior de esta administración “reactivas o no convenientes”, como usted afirma?
-Lo que mencioné sobre Venezuela y Cuba.
-Dada la volatilidad de los conflictos regionales, ¿cuánto puede repercutir en la imagen país la coyuntura que usted describe por la que atraviesa la gestión de política exterior?
-Hasta el momento no creo que las repercusiones sean muy serias. Sin embargo, si seguimos cayendo en contradicciones, pueden serlo, sobre todo con aliados clave.
-¿En qué ejes clave debe reorientarse la gestión de política exterior de la presente administración?
-Más que reorientarse, afinarse y conducirse con sentido estratégico. Dichosamente, en relaciones internacionales tenemos una política de Estado robusta. Lo que se ha producido no es suficiente para debilitarla, pero es importante cuidar muy bien las posiciones y decisiones.