Edgar Fonseca, editor
Este bendito país no merece caer en una espiral de violencia irracional como la que buscan los autores del atentado de la noche del sábado en el edificio de Teletica.
Ninguna causa, salvo la que persiguen los responsables de ese hecho, cobarde y perverso, justifica sumir a nuestra sociedad en las dramáticas experiencias de otras latitudes a costa de acciones de violencia.
Por eso es clave una contundente reacción de las autoridades para tratar de esclarecer los hechos.
Fiscalía, OIJ, DIS deben sumar esfuerzos para identificar cuanto antes a los culpables. A los autores directos y a los intelectuales, a esas mentes siniestras que están dispuestas a desatar una ola de inseguridad y desestabilización de la que por décadas se ha librado el país.
Fue una acción, alevosa, premeditada, planeada.
Golpea a un medio de comunicación y conmueve a la opinión pública.
Pudo generar una tragedia.
¿Quiénes están detrás de estos hechos?
¿Qué los motiva aparte de provocar caos?
¿Quiénes son los orquestadores de este brote inusitado de violencia que se debe enfrentar con toda firmeza por parte del Estado?
Responder a esas y otras interrogantes que saltan en estos momentos, es una tarea esencial de las autoridades pero en la que la ciudadanía juega un papel crucial de apoyo para brindar cualquier pista que conduzca a los sospechosos.
Así ocurrió en la década de los ochenta cuando, providencialmente, las autoridades fulminaron, con la ayuda de los ciudadanos, otro demencial intento de violencia local.
Será clave, además, que los distintos actores de nuestra sociedad sumen filas, sin mezquindad en defensa de la convivencia pacífica e institucional que ha sido nuestro modelo de vida.
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