Luis Carrión, uno de los nueve comandantes originales del Frente Sandinista, condena la dictadura de Ortega

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Edgar Fonseca, editor/Foto EFE, Confidencial, Managua
 
“Daniel Ortega se fue adueñando del Frente Sandinista. Hoy no es ni siquiera un partido político, porque no tiene una dirección ni espacios de debate. Lo que queda hoy es sólo una banda mafiosa al servicio de una familia que mantiene alianzas con otros individuos y grupos de poder para imponerse en el poder político”, destaca Luis Carrión, uno de los nueve comandantes originales de la Dirección del Frente Sandinista, en un artículo del sitio Confidencial de Managua.
Carrión hace un balance de 40 años de revolución en donde admite los pecados capitales iniciales como la imposición del partido único, el colapso económico y la reforma agraria, que los enfrentó al campesinado, y el surgimiento de la figura autoritaria de Ortega.

“Daniel Ortega –dice Carrión– no ha sido el primer dictador de Nicaragua. Veníamos de una dictadura de cincuenta años, la de los Somoza. Y antes fue Zelaya, y el otro y el otro. La matriz autoritaria está enraizada en nuestro país. Las tendencias autoritarias del Frente Sandinista no vienen sólo de factores ideológicos, vienen de nuestra historia. Y si no conocemos la historia, la volveremos a repetir”.

Hay un riesgo

“Después de la rebelión de Abril existe un riesgo si no se reconoce que el problema de fondo que hoy enfrentamos no es sandinismo versus antisandinismo. Muchos de los presos y de los muertos vienen del sandinismo y entre los azul y blanco hay quienes reproducen las conductas y valores que nos llevaron a Daniel Ortega. Hoy, el enfrentamiento es entre dictadura y democracia, pero el autoritarismo se repetirá si no aceptamos que todos somos portadores de antivalores, de actitudes autoritarias, poco tolerantes a las ideas diferentes y a la crítica. Hay algunos jóvenes que creen que porque son menores de 30 años ya están exentos de los males de nuestra cultura política. Se equivocan”, advierte.

Ver: Confidencial, Managua: Luces y sombras de la revolución, 40 años después