Edgar Fonseca, editor
Dice que debe “quemar etapas”.
Que sería irresponsable de su parte aspirar a la Presidencia de la República para el 2022 tras 14 años de ausencia del país.
Pero que se pone a la orden del PUSC para que sus militantes decidan en dónde él podría contribuir más de cara a la próxima campaña.
El analista Juan Carlos Hidalgo, agudo observador de la realidad nacional e internacional, experto basado en los últimos 12 años en el prestigioso Cato Institute de Washington D.C., cierra su ciclo en esa entidad y se lanza a las movedizas arenas de la política nacional desde el PUSC al cual dio su adhesión tras ser parte del partido Liberal.
“Estoy en un punto de mi vida donde quiero asumir nuevos retos y nuevos proyectos. Y estos tienen que ver con mi querida Costa Rica”, dijo el viernes 4 de octubre en un post en su cuenta Facebook.
“Me cansé de ver los toros desde la barrera”, sostuvo este académico oriundo de San Carlos, quien cada lunes publica la columna De Frente en La Nación.
“Planeo regresar pronto a Costa Rica a aportar desde la arena política los conocimientos y experiencia que he adquirido en estos años que he estado en el extranjero”, aseveró.
Su anuncio presagia un tempranero rompimiento de los fuegos electorales en el PUSC de cara a la próxima candidatura presidencial y la batalla arranca con la campaña para las elecciones de alcalde en febrero entrante, confirmó a consultas de este editor.
No voy por la Presidencia
-¿Qué busca al integrarse a las actividades proselitistas, como la campaña de alcaldes del PUSC?
-Quiero contribuir a hacer del PUSC un partido que abrace entusiastamente la agenda de reformas estructurales que este país tanto necesita. Costa Rica no puede esperar muchos años para un gobierno que enderece la situación económica. Este tiene que materializarse en el 2022. Y la elección al alcaldes es el primer paso para construir un triunfo socialcristiano en el 2022. Además, no olvidemos que muchas de las trabas que enfrentan los empresarios se dan en los gobiernos locales. Por eso quiero participar en la construcción de una agenda de reactivación económica que parta desde los mismos cantones.
-¿Aspira a la candidatura presidencial del PUSC?
-No en el 2022. Sería muy osado de mi parte hacerlo apenas regresando de vivir 14 años en el extranjero. Si bien todo este tiempo he pasado muy conectado con la situación del país y he participado activamente en los grandes debates nacionales, debo empaparme de muchas cosas de la realidad de Costa Rica. Por eso me entusiasman estas invitaciones que estoy recibiendo de los candidatos a alcalde para que los ayude en sus campañas cantonales. Quiero recorrer el país, hablar con gente, enterarme de los retos que enfrentan las distintas regiones y empezar a pensar en las soluciones a estos problemas. Y quiero apuntalar el trabajo que hace la fracción legislativa, especialmente en su agenda de reactivación económica.
-¿Pero no descarta aspirar a la candidatura presidencial?
-Sí, para el 2022. Hay que quemar etapas y sería irresponsable de mi parte aspirar a la máxima magistratura del país en estos momentos. Pero sí me pongo a las órdenes del PUSC para que sean sus militantes los que decidan en qué capacidad puedo ser de mayor contribución al partido y al país de cara al 2022.
-¿Qué pasa si las asambleas del partido le proponen asumir una candidatura presidencial?
-No aspiro a la presidencia en el 2022. Como le dije, estoy a las ordenes del partido en cualquier otra capacidad que crean que pueda ser de ayuda para la próxima elección. Pero la presidencia no es una opción.
Hay apetito por rostros nuevos
-El PAC ganó las dos últimas campañas con candidatos “inesperados”. ¿Abona ese tipo de comportamiento del electorado a una eventual aspiración presidencial suya desde el PUSC?
-Claramente el país tiene un apetito por rostros nuevos que no vengan con rabo que les majen. Creo que eso contribuyó en parte al triunfo del PAC en las últimas dos elecciones. Pero la gente no solo debe fijarse en rostros nuevos, sino también en las ideas y las propuestas que los distintos candidatos plantean. La elección del 2022 no puede ser simplemente un concurso de popularidad. Debe ser un certamen donde los votantes deben prestarle mucha atención a los planes y equipos de los distintos candidatos. La “novedad” es un factor atractivo, pero no es lo único ni lo más importante.
-Tras dos gobiernos PAC, ¿hay vida aún para las dos máximas expresiones del bipartidismo: PLN y PUSC?
-No solo tras dos gobiernos del PAC, sino tras cuatro gobiernos de socialdemocracia estatista que nos ha dejado con una de las tasas de crecimiento económico más bajas en 60 años, el nivel de desempleo más alto en una generación y niveles de informalidad que ya van por casi el 50% de la población económicamente activa. El péndulo programático debe girar a una centro derecha moderna y reformista y el PUSC es el partido mejor posicionado para llenar ese espacio.
La gran incógnita del voto evangélico
-¿Y la probabilidad de una nueva sorpresa del voto del conglomerado evangélico-pentecostalista?
-Esa es la gran incógnita de la próxima elección: si el fenómeno del voto evangélico se vuelve a repetir o fue un fenómeno coyuntural del 2018 dada la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ordenó legalizar el matrimonio igualitario. El país no puede darse el lujo de que la próxima elección se dirima nuevamente por luchas culturales. Enderezar la economía, generar empleo, crear oportunidades y bajar el costo de vida deben ser los temas que nos concentren en el 2022. Ni los partidos evangélicos ni el PAC tienen respuestas a esos problemas.
-Pero el electorado anda muy volátil en su lealtad hacia la política, los políticos y los partidos. A ese escenario entra usted.
-Así es y también hay mucha desconfianza y cinismo hacia cualquier persona que muestra interés por involucrarse en la política. Solo hay una manera de superar eso: con acciones, con hechos. No solo planteando ideas claras y coherentes de tal forma que la gente sepa muy bien a qué le está apostando cuando apoya a alguien, sino también que estas ideas vayan acompañadas con hechos y acciones que demuestren valentía. Por eso es tan importante el trabajo que la fracción del PUSC ha venido haciendo: trayéndose abajo el acuerdo espurio de la CCSS con sus sindicatos, estableciendo que se va a acabar el relajo de que Costa Rica era el único país en donde los sindicatos recibían paga por irse a huelga, acusando penalmente a los magistrados de la Corte Plena por querer ignorar la reforma fiscal, etc. Ideas clara y acciones es la receta para superar esa desconfianza tan arraigada en el electorado.
-¿Alguna reflexión final?
-Estoy consciente del gran reto que este cambio representa a nivel personal y profesional. Pero me entusiasma muchísimo la idea de regresar a contribuir al debate nacional para lograr lo que todos al final de cuentas aspiramos: un país que genere prosperidad y desarrollo.